Sunday, May 10, 2020
SP -- El Coronavirus de China - Cómo le dan la vuelta a las noticias los medios Occidentales -- February 05, 2020
Por Larry Romanoff
Global Research, 5 de Febrero, 2020
Informando
desde Shanghai
No es posible entender la situación de las nuevas
infecciones de coronavirus en China sin algo de contexto. Pongámonos en la
situación de un paciente y un médico. Si a usted se le produce un dolor de
cabeza, ¿cuál es su primer pensamiento? ¿Se dice a sí mismo: "Dios mío,
tengo un tumor cerebral y moriré"? No es probable. Del mismo modo, si le
informa de su dolor de cabeza a un médico, es poco probable que su gama de
pensamientos implique su muerte inmediata. Ambas partes asumen que el evento es
simplemente un suceso común y típico más, y a menos que haya síntomas inusuales
que indiquen la realización de pruebas adicionales, el consejo del médico sería
muy probablemente "tómese dos aspirinas y llámeme mañana".
Esta fue esencialmente la circunstancia en China con
el nuevo coronavirus. Los síntomas iniciales de los primeros pacientes eran
bastante leves, aparentemente no más que una típica gripe de invierno y por lo
tanto no eran de especial preocupación. Sólo después de unas dos semanas,
cuando los síntomas se hicieron más severos y los pacientes requirieron
hospitalización, los expertos médicos se dieron cuenta de que se trataba de un
nuevo contagio.
Después de eso, las cosas sucedieron muy rápidamente
con extensas pruebas e investigaciones, el descubrimiento del nuevo
coronavirus, la descodificación de todo su genoma y la distribución de ese
genoma a la OMS y a otras autoridades, todo ello logrado en unas dos semanas.
La rápida reacción y los sólidos resultados de China generaron elogios en todo
el mundo por parte de las autoridades. Al mismo tiempo se hicieron anuncios
públicos que revelaron los datos disponibles hasta la fecha.
Las autoridades médicas chinas se consolaron
inicialmente por el hecho de que las infecciones al principio no mostraban tendencia
a propagarse entre los humanos, una bendición que fue debidamente comunicada.
No se habían identificado infecciones secundarias, y ningún personal médico se
había infectado. Luego, repentinamente, durante esas dos semanas iniciales, tal
vez debido a la adaptación o a la mutación, el virus comenzó a mostrar
tendencias contagiosas y alrededor de una docena de miembros del personal
médico se infectaron repentinamente, aparentemente de un solo paciente.
Esto constituyó un cambio material en las circunstancias,
ya que un coronavirus libremente contagioso podría correr desenfrenado por la
población. Fue en este punto en el que las autoridades instituyeron
inmediatamente la cuarentena efectiva, primero en Wuhan y luego en la mayor
parte de la provincia de Hubei, una cuarentena que se ha expandido ahora a
varias otras ciudades de otras provincias en un intento de acorralar al virus y
prevenir un contagio más amplio. Y de nuevo, la rápida reacción y los sólidos
resultados de China generaron el elogio mundial de los funcionarios.
Quiero crear un contexto adicional necesario
imaginando una situación hipotética. Una importante empresa farmacéutica
descubre que algunos lotes de una medicación frecuentemente recetada pueden
haber sido contaminados. Al principio hay todavía pocos hechos y se sabe poco
sobre el alcance o la gravedad de la contaminación. ¿Cómo trataría una empresa
responsable este asunto?
Esto puede ser contradictorio, pero hacer un anuncio
público inmediato sería una imprudencia que podría crear una alarma innecesaria
e incluso el pánico, además de dañar la confianza del público y también la de
la empresa. Por supuesto, la principal preocupación es el bienestar público,
pero la empresa debe primero (hay que reconocer que muy rápidamente) reunir
suficientes hechos e información para comprender el alcance del problema y la
gravedad de la situación general. Este proceso de recopilación de hechos
debería requerir sólo unos pocos días o quizás una semana o dos como máximo,
dependiendo de las circunstancias. Los anuncios públicos en ausencia de hechos
serían prematuros e incluso irresponsables.
Si se descubre que la contaminación se limita a un
pequeño lote que puede ser identificado y retirado antes de su uso, el problema
queda resuelto. Si la prueba es que muchos o un número desconocido de lotes
pueden haberse contaminado y se desconoce su localización, el problema y el
peligro para el público aumentan claramente. Otra preocupación es la naturaleza
de la contaminación y el grado de peligro que presenta para la salud pública,
ya sea que los efectos de la ingestión de un medicamento contaminado fueran
menores o potencialmente letales.
Si los hechos indican que la contaminación podría
tener importantes consecuencias negativas para el público y que el alcance es
desconocido o no es fácilmente determinable, lo que significa que la
contaminación no puede ser contenida fácilmente, entonces se justifica un
anuncio público inmediato y de hecho es obligatorio. Sin embargo, nada de esto
ocurre en el vacío. En primer lugar, se debe asesorar a las autoridades
sanitarias nacionales y pedirles su opinión y orientación en cuanto al
contenido y el momento del anuncio público, así como instrucciones sobre los
métodos de solución apropiados.
Las decisiones sobre el momento y el contenido de un
anuncio público son tomadas por la dirección de la empresa y por la autoridad
sanitaria nacional. El personal de base de cualquiera de los dos grupos no
participa en este proceso, ya que no tiene los conocimientos ni la experiencia.
Normalmente, los ejecutivos de ambos grupos deciden el contenido y nombran a un
portavoz para transmitir la información necesaria al público, lo que se hace de
manera que se informe pero sin alarmar ni asustar al público.
¿Pero qué pasa si alguien hace un cortocircuito en
este proceso? ¿Qué pasa si un empleado de bajo nivel de la compañía
farmacéutica se entera de una posible contaminación, asume incorrectamente que
la contaminación tiene que ver con el VIH o la peste bubónica, y publica
mensajes en las redes sociales a tal efecto?
Esto es precisamente lo que pasó en China con el
nuevo coronavirus. Li Wenliang, un médico de bajo nivel de un hospital de
Wuhan, se enteró al final de esas dos semanas iniciales de que algunos
pacientes habían sido hospitalizados con una infección por coronavirus, que
impetuosamente supuso que era el virus del SARS, y luego publicó anuncios en
las redes sociales chinas de que el SARS había regresado a China y ya había
personas en Wuhan hospitalizadas. Nadie en China ha olvidado el SARS, y estos
mensajes provocaron alarma y pánico, especialmente porque fueron enviados en
masa a muchos otros destinatarios.
Li fue aprendido e interrogado por la policía,
reprendido, y liberado después de una hora. Fue entonces cuando los medios de
comunicación occidentales comenzaron su circo. Según la CNN, "Li fue
acusado por la policía de Wuhan de fomentar rumores. Fue uno de los varios
médicos que la policía puso en su objetivo por intentar denunciar el virus
mortal en las primeras semanas del brote". Además, "Li fue llamado a
una comisaría local y reprendido por "difundir rumores on-line" y
"perturbar gravemente el orden social" con el mensaje que envió al
grupo de chat. Li tuvo que firmar una declaración -de la que la CNN ha visto una
fotografía- reconociendo su "falta" y prometiendo no cometer más
"actos ilícitos"."
Las afirmaciones anteriores son esencialmente
correctas aunque sesgadas, pero son engañosas sin un contexto. En primer lugar,
en China es un crimen fabricar y difundir rumores que alteren el orden social,
una parte de la cultura china que los occidentales no pueden entender o se
niegan a aceptar.
Li declaró: "Sólo quería recordar a mis
compañeros de universidad que tuvieran cuidado", pero cuando sus
sorprendentes mensajes se hicieron virales, admitió: "Cuando los vi
circulando por Internet, me di cuenta de que estaban fuera de mi control y de
que probablemente sería castigado". No es una sorpresa. Si la preocupación
de Li fuera por unos pocos amigos, los habría llamado o enviado mensajes
privados. Li no es un niño, y era plenamente consciente de la viralidad de los
mensajes en línea, así como de los protocolos para hacer frente a posibles
epidemias. Haber publicado sus afirmaciones abiertamente en las redes sociales
sólo podía tener un resultado posible, de hecho el resultado que obtuvo, que
fue alarmar y aterrorizar a incontables miles de ciudadanos.
Li no fue reprendido por "decir la verdad"
o por ser un "soplón", como nos dicen la CNN, la CBS y la BBC. Más
bien, fue reprendido por un comportamiento público imprudente y por presumir de
una autoridad que no poseía. Nadie le nombró portavoz ni de las autoridades
sanitarias nacionales ni del hospital. Li no tenía autoridad para hacer tales
anuncios públicos prematuros, y sabría muy bien del resultado de un post en
WeChat con tal contenido.
En el mismo artículo de la CNN, Li escribió:
"Me preguntaba por qué los avisos oficiales (del gobierno) seguían
diciendo que no había transmisión de persona a persona, y que no había
trabajadores de la salud infectados". Las autoridades médicas dieron a
conocer esa información tan pronto como se verificó y se hizo necesaria la
notificación pública, pero Li parecía decidido a denigrarlas con insinuaciones
descaradas de estar mintiéndole al público. Al principio sentí cierta simpatía
por este hombre, pero debo decir que después de investigar todos los hechos
disponibles, incluida su aparentemente ansiosa y repetida accesibilidad a la
CNN, me veo tentado a concluir que Li había tenido algún contacto previo con
alguien de fuera del círculo médico. Todo su caso ha desarrollado cierto aroma
a Liu Xiaobo, una inocente marioneta de Occidente útil para sembrar cierto
malestar y proporcionar a los medios de comunicación occidentales munición para
destrozar a su propio país.
CBS News, en un artículo de alguien llamado 'Tucker
Reals', es igual de deshonesto, afirmando que Li "fue amenazado por su
gobierno" cuando "trató de dar la alarma sobre el nuevo
coronavirus", de nuevo tergiversando totalmente los hechos. Si la
intención de Li era "dar la alarma", había múltiples canales
oficiales para hacerlo. WeChat no es la primera opción, ni para una emergencia
médica ni para un tifón. (2)
En lo que respecta a la divulgación en las redes
sociales, hubo un segundo grupo de ocho personas, no médicos, simplemente
civiles, que también hicieron publicaciones similares en WeChat, pero su
propósito era más claramente un reflejo de la preocupación por el bienestar
público. Estas personas también fueron interrogadas por la policía, pero fueron
liberadas, y más tarde fueron elogiadas por sus acciones. De hecho, para gran
sorpresa, el Tribunal Supremo de China hizo una declaración pública sobre este
caso, afirmando que esas personas no fabricaron una historia falsa sino que en
gran medida presentaron noticias basadas en los hechos (aunque identificaron
erróneamente el virus). La declaración de la Corte defendió sus acciones,
declarando específicamente que no debían ser reprendidos. Los medios de
comunicación occidentales, o bien ignoran este hecho o bien combinan los dos
acontecimientos para tergiversar el contexto, ya que contradice firmemente el
relato de que el gobierno chino censura y silencia a los que dicen la verdad.
La CNN nos dice: "Desde el principio, las
autoridades chinas quisieron controlar la información sobre el brote,
silenciando cualquier voz que discrepe de su narrativa - sin importar si
estaban diciendo la verdad". Esa es una declaración retorcida y muy sucia,
difamando a China sin ninguna justificación. Por supuesto que las autoridades
chinas querían controlar la información sobre este brote, para prevenir
precisamente la situación que se produjo con Li. Los reporteros de la CNN sobre
esto, Yong Xiong y Nectar Gan, son deshonestos en extremo al afirmar que el
propósito de las autoridades era silenciar "voces que discrepan". De
hecho, su propósito era silenciar voces que eran incorrectas y que hablaban sin
autoridad. Esto no sería diferente en ninguna otra nación. La sugerencia de
Xiong y Gan de que las autoridades sanitarias chinas estaban mintiendo y
reprimiendo a otros que decían la verdad, es lo suficientemente calumniosa como
para justificar una demanda por difamación contra la CNN y ambos periodistas. Y
la deportación. (1)
El alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang, admitió que su
gobierno no reveló inmediatamente la información sobre el coronavirus. Como
declaró en una entrevista con el CCTV, "En virtud de la ley china sobre
enfermedades infecciosas, el gobierno local debe informar primero del brote a
las autoridades sanitarias nacionales y luego obtener la aprobación del Consejo
de Estado antes de hacer un anuncio. Por la tardanza en la divulgación, espero
que todos puedan entender que se trata de una enfermedad infecciosa, y que la
información relevante tiene canales especiales para ser divulgada de acuerdo
con la ley". No hay nada siniestro aquí.
Hay otro aspecto de la información Occidental sobre
los acontecimientos en China, relacionado específicamente con el uso de las
redes sociales chinas. No me extenderé en los detalles, pero está bien documentado
que varias agencias del gobierno americano, en particular la CIA y la NED, han
creado miles de cuentas en Weibo y WeChat que fingen pertenecer a chinos
nativos residentes en China, pero que en su mayoría son gestionadas desde
Langley, Virginia, y que las utilizan en un intento de promover la deslealtad
en China. Este software, así llamado de "identidad falsa", permite a
una sola persona crear y gestionar hasta 1.000 de estas cuentas individuales a
la vez, con tal realismo de detalle que parece estar físicamente en el
escenario de cualquier evento.
Por lo tanto, existe un problema para saber qué
publicaciones en las redes sociales chinas son legítimas y cuáles son de
estadounidenses que buscan causar disturbios en China. Fue principalmente por
esta razón que el gobierno chino inició un requerimiento de identificación
personal para el mantenimiento de esas cuentas.
Un post afirmaba: "El Dr. Li Wenliang es un
héroe", y fingía expresar preocupación por que la "crítica a su
honestidad" por parte del gobierno asustara a todos los profesionales de
la salud chinos. El post continuaba: "En el futuro, los médicos tendrán
más miedo a emitir advertencias tempranas cuando encuentren signos de
enfermedades infecciosas". Este post es casi seguro falso, ya que los chinos
entienden muy bien su sistema, y no es probable que ningún chino exprese este
sentimiento. Y si los médicos tienen más miedo a emitir "advertencias
tempranas" desinformadas e incorrectas en las redes sociales en lugar de
hacerlo a través de los canales adecuados, mejor.
Según la CNN, "Sobre el Weibo de Li, decenas de
miles han dejado comentarios agradeciéndole por hablar y deseándole un rápido
descubrimiento". “Dr. Li, usted es un buen doctor con conciencia. Espero
que se encuentre sano y salvo", leído uno de los comentarios más
valorados. "Si Wuhan hubiera prestado atención a [su advertencia] en aquel
entonces y se hubieran tomado medidas preventivas activas", escribió otro
usuario de Weibo, "donde estamos ahora un mes después podría ser una
imagen completamente diferente". Comentarios como estos están en
desacuerdo con los hechos y casi seguro que son falsos, originados fuera de
China.
De hecho, los chinos han apoyado abrumadoramente el
manejo de esta crisis médica por parte de su gobierno, pero parece que los
estadounidenses nunca perderán la oportunidad de denigrar a China ni de
provocar disturbios e inestabilidad dondequiera que se presente una
oportunidad.
Desde entonces, Li ha sido diagnosticado con el
nuevo coronavirus, la CNN afirma "Su diagnóstico ha provocado indignación
en toda China, donde está creciendo una reacción contra la censura del Estado
en torno a la enfermedad y el retraso inicial de la advertencia al público
sobre el virus mortal". Pero en realidad su diagnóstico no provocó nada en
China, excepto quizás simpatía, y no hay pruebas de ninguna naturaleza que
sugieran una reacción contra "el crecimiento de la censura estatal en
torno a la enfermedad", que de hecho no existe, siendo todas las pruebas
muy al contrario. Declaraciones como estas, presentadas sin ninguna base, son
simplemente Xiong y Gan destrozando a su propia gente para complacer a sus
manipuladores en la CNN.
Por último, parecería apropiado recordar los
numerosos casos en los que el gobierno y las autoridades sanitarias de los
Estados Unidos cometieron sus propios delitos contra la divulgación y la
puntualidad, en muchos casos tardando meses en revelar la información o en
formular un plan de acción, y en algunos casos actuando nunca. No deberíamos
olvidar demasiado pronto que Vioxx estaba matando tal vez a cientos de miles de
estadounidenses durante diez años mientras que todos tenían miedo de dar la voz
de alarma, ni tampoco deberíamos olvidar que cientos de millones de
estadounidenses han sido inyectados con virus de mono en vacunas contaminadas,
pero que nunca se dio la voz de alarma. En los EE.UU. mueren muchas personas
cada año a causa de las vacunas contaminadas, la mayoría de ellas innecesarias
en cualquier caso, pero aquellos que intentan "tocar el silbato" son
amenazados, acosados y ridiculizados. Una mera enumeración de los casos
significativos de falta de actuación de los Estados Unidos, de divulgación de
información pertinente, incluso de decir simplemente la verdad, sería demasiado
larga para incluirla aquí.
Sugeriría que los americanos y sus medios de
comunicación se preocupasen principalmente por los problemas americanos. Dado
que han demostrado poca capacidad para descubrir soluciones viables para su
propia Caja de Pandora a problemas críticos, tal vez deberían abstenerse de
regañar o pretender aconsejar al resto del mundo sobre temas que son mucho más
pequeños. Es lamentable que los medios de comunicación occidentales tengan tan
poca independencia, que sus reporteros tengan tan poca o ninguna experiencia en
el mundo real sobre los temas que tratan, que vean a China en particular a
través de lentes ideológicas cegadoras, que muestren una fuerte tendencia al
extremismo en todos los temas extranjeros y que inevitablemente trabajen para
satisfacer una agenda política oculta. No hay aquí nada que justifique ni
siquiera un leve pensamiento de confianza.
*
Larry Romanoff es un consultor de gestión y
empresario jubilado. Ha ocupado cargos ejecutivos de alto nivel en empresas de
consultoría internacionales y ha sido propietario de un negocio de importación
y exportación internacional. Ha sido profesor visitante en la Universidad Fudan
de Shanghai, presentando estudios de casos en asuntos internacionales a las
clases superiores del EMBA. El Sr. Romanoff vive en Shanghai y actualmente está
escribiendo una serie de diez libros relacionados generalmente con China y
Occidente. Se puede contactar con él en 2186604556@qq.com. Es un colaborador frecuente
de Global Research.
Notas
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La fuente original de este artículo es Global
Research
Copyright © Larry Romanoff, 2020
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What part will your country play in World War III?
By Larry Romanoff, May 27, 2021
The true origins of the two World Wars have been deleted from all our history books and replaced with mythology. Neither War was started (or desired) by Germany, but both at the instigation of a group of European Zionist Jews with the stated intent of the total destruction of Germany. The documentation is overwhelming and the evidence undeniable. (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11)