¿Cuál es la Diferencia entre
Capitalismo y Socialismo?
Por Larry Romanoff, 18 de Octubre, 2019
Traducción: PEC
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Algunos aspectos del estilo americano de competencia
se hacen más claros cuando se sitúan en un contexto más amplio, en este caso el
sistema socioeconómico subyacente, así que echemos un vistazo rápido a la
diferencia entre capitalismo y socialismo. Durante al menos los últimos 100 años
se les ha enseñado a los americanos a odiar y temer al socialismo y a los
gobiernos socialistas, sin entender nunca contra qué estaban realmente o por qué
estaban en contra de ello.
La situación no es diferente hoy en día, donde
cualquier mención al socialismo produce una avalancha de condenas morales,
aunque probablemente pocos americanos podrían ofrecer una explicación coherente
del socialismo o un debate inteligente sobre sus numerosos y presuntos fallos.
Los americanos equiparan el socialismo con los déspotas y la tiranía, con el
miedo y el hambre en una brutal dictadura militar, un testimonio del poder de
la propaganda y la ignorancia. Las corporaciones americanas estuvieron a la
vanguardia de esta embestida propagandística, pero estaba apoyada en gran
medida por el gobierno y los medios de comunicación y, sin duda, por las
editoriales de libros educativos y las escuelas y universidades de los Estados
Unidos.
Durante un siglo, las corporaciones americanas, las
agencias gubernamentales y los medios de comunicación llenaron las mentes y los
corazones de los americanos con el miedo al socialismo y, tras avivar ese
miedo, definieron para ellos los signos del socialismo que debían evitarse a
toda costa. Estos signos incluían que el gobierno cumpliera con sus
responsabilidades en áreas como la atención sanitaria, la seguridad social y la
educación, y que proporcionara necesidades nacionales como la electricidad, el
transporte y las comunicaciones, todo ello presentado a la gente como
"renunciar a tu vida y dejar que el gobierno la dirija por ti". La
participación del gobierno en cualquier segmento de la sociedad o industria en
la que las grandes empresas y las élites pudieran obtener beneficios se definía
como socialismo o comunismo y, por tanto, como traición a la religión básica
del cristianismo político multipartidista.
La propaganda fue tan poderosa que se hizo prácticamente
imposible para un americano medio ser un socialista cristiano o un creyente
tanto en la democracia como en la seguridad social, o ser cualquiera de estos y
estar simultáneamente en contra de las grandes empresas, el capitalismo de
libre mercado o la privatización. Tener una identidad americana es aceptar
todos los capítulos de la Biblia de la Libertad. Uno no puede elegir qué leyes
de Dios va a seguir. La uniformidad ideológica es un requisito previo para
quienes viven en un mundo en blanco y negro y practican una religión de todo o
nada.
El lavado de cerebro comienza temprano en la vida,
en la escuela primaria, mucho antes de que los niños tengan la capacidad de discernir
los méritos del gobierno o de los sistemas sociales. De hecho, a los niños
americanos se les impide obtener esa capacidad mediante un sistema educativo
preventivo que pone en entredicho cualquier pretensión de libertad o
pensamiento crítico. Consideremos este ejemplo de un libro de la escuela
primaria americana: La pregunta que se plantea es "¿Cuál de las siguientes
cosas va con el socialismo?", y el estudiante tiene tres posibles opciones
de respuesta: