Propaganda
y los Medios de Comunicación —
Parte 7
Comprobación de Hechos (Fact-Checking)
Por Larry Romanoff para The Saker Blog, 27 de Junio, 2021
Traducción: PEC
CHINESE ENGLISH NEDERLANDS SPANISH SWEDISH
En
nuestro mundo actual, ¿quién necesita desesperadamente que se “comprueben los
hechos”? Los medios de comunicación, por supuesto. Y en el mundo actual, ¿quién
posee, financia y controla toda la infraestructura de comprobación de hechos (fact-checking)
y realiza todas las comprobaciones? Los medios de comunicación, por supuesto.
Así pues, los internos dirigen el asilo y los zorros vigilan el gallinero. ¿Qué
podría salir mal?
En
primer lugar, despojémonos de la tonta idea de que la comprobación de hechos
que se realiza hoy en día implica realmente una comprobación de los hechos. No
es así. El objetivo principal de esta industria no es la búsqueda de la verdad,
sino que es una forma insidiosa de censura, una última forma de tensar la
cuerda alrededor del saco de la información para evitar que se escapen las
verdades incómodas, y si se escapan, matarlas a golpes al nacer. Un poderoso
propósito secundario de la comprobación de hechos es enterrar el conocimiento
de los crímenes y atrocidades cometidos por nuestra Cábala
Internacional de Gangsters (CIG) y protegerlos de la
censura pública. El único requisito para el éxito es un público crédulo y
desinformado.
Uno
de los resultados más trágicos de la concentración de medios de comunicación,
la propaganda y la censura es que la comprobación de los hechos ha sido casi
totalmente apropiada por los propagandistas. En un momento en el que
necesitamos desesperadamente una comprobación honesta de las afirmaciones de
los medios de comunicación, los propios medios de comunicación, como Gannet
Publishing, Reuters, ABC news, se han puesto a la cabeza de este
mercado, comprobándose a sí mismos y, como es lógico, concluyendo que no nos
han mentido. Peor aún, los departamentos de comprobación de hechos de los
medios de comunicación también funcionan como agencias de inteligencia,
proclamando su castidad mientras intentan descubrir y silenciar las últimas
fuentes contrarias de opinión y de verdad. Un ejemplo desde mi experiencia
personal:
Varios
de mis primeros artículos sobre el COVID-19 se hicieron
virales, con descargas de millones de lectores, atrayendo inmediatamente la
atención de la CIG. A raíz de esto, y coincidiendo con numerosos artículos de
impacto en los principales medios de comunicación, recibí un correo electrónico
de un caballero de la Editorial Gannett, que se presentaba
como “comprobador de hechos para USA Today“, aparentemente
queriendo determinar la veracidad de algunas de mis declaraciones. Debería ser
obvio que la “comprobación de hechos” produciría una solicitud como “Usted
hizo esta afirmación. Por favor, ¿puede usted aportar pruebas documentadas
sobre su rigor?“. Con Gannett no fue así.
La
solicitud no mostraba ningún interés en obtener pruebas de mis afirmaciones,
sino una exigencia por conocer mis fuentes. La cuestión era que yo parecía
saber muchas cosas que no debería saber, y ellos no podían averiguar de dónde
sacaba mi información. Por supuesto, el hombre me estaba “tendiendo la mano”
a mí, pero lo que buscaba eran mis fuentes de información. No quería más
pruebas de apoyo a mis afirmaciones, sino saber de dónde había obtenido las
pruebas que ya había presentado, concretamente “¿de dónde ha recogido la
investigación de sus artículos?” También quería una lista con los nombres
de otros “escritores, funcionarios o comentaristas” que supieran lo que
yo sabía y que compartieran mis opiniones. Esto no es una comprobación de los
hechos, sino una recopilación de información con el fin de identificar y
silenciar a las fuentes de disensión.
La
industria del fact-checking no se creó para comprobar
las falsas afirmaciones y el apoyo de los medios de comunicación a las
invasiones de Irak y Libia o al “genocidio” imaginario de hoy en día en
el Xinjiang chino, sino para silenciar a quienes intentan revelar la verdad.
Nunca se pretendió examinar el proceso de vacunación (de cualquier tipo), sino
silenciar a quienes expresan su temor a las vacunas peligrosas o que exponen
las contaminaciones de esas vacunas.
En
este último caso, los fabricantes de vacunas (o sus promotores pagados) son la
fuente principal de los “hechos” distribuidos por los medios de comunicación y
utilizados por los verificadores de hechos para ridiculizar e intentar
invalidar las genuinas preocupaciones del público. Las tres partes ignoran
firmemente el duro hecho de que el gobierno de los EE.UU. ha pagado miles de
millones en indemnizaciones por lesiones y muertes causadas por vacunas
peligrosas y contaminadas. (1)
Y no mencionan en ninguna parte que casi 100 millones de americanos se
infectaron con un virus simiesco potencialmente canceroso a causa de una vacuna
antipoliomielítica contaminada. (2) Tampoco mencionan
el informe del CDC según el cual los bebés que reciben una
serie completa de vacunas infantiles podrían estar expuestos a más de 300
contaminantes. Se puede ver el problema: gran parte de la verdad y de las
pruebas subyacentes, aunque están disponibles, están siendo enterradas por los
medios de comunicación en su apoyo a la CIG, mientras que la “filtración”
es tratada por otros medios.
Aquí
no se trata de comprobar los hechos. Se trata del control de la información, la
mitad de la cual implica la identificación y el silenciamiento de las opiniones
contrarias. Es bajo esta luz que debe verse toda la comprobación de
hechos.
Recientemente
escribí un artículo muy documentado sobre la tesis (ahora ampliamente aceptada,
creo) de que la pandemia de gripe española de 1918 no fue gripe, sino una
infección bacteriana ahora probada, el trágico resultado de un experimento
erróneo del Instituto Médico Rockefeller de una vacuna contra
la meningitis que comenzó en Fort Riley, en Estados Unidos, y que se extendió
por todo el mundo no por los soldados, sino por la propia Rockefeller. (3) Reuters realizó
inmediatamente un “fact-check” de la tesis y la declaró falsa. ¿Las pruebas
de Reuters? Inexistentes, la afirmación bastaba como prueba
irrefutable. (4)
Además, algunas de las afirmaciones de Reuters eran completamente falsas. La
intención era enterrar una verdad políticamente peligrosa y evitar que saliera
a la luz pública.
En
otro caso, cuando la preocupación de la opinión pública se aceleraba por la
radiación que se escapaba del reactor japonés de Fukushima, los medios de
comunicación enterraron casi inmediatamente la historia y la sustituyeron por
una avalancha de artículos sobre un único salmón en el lago Osoyoos de
Canadá al que se le descubrieron niveles medibles pero insignificantes de
radiación de cesio. El lago está a cientos de kilómetros tierra adentro y es
irrelevante para la radiación en el Océano Pacífico, pero de repente esta fue
la única historia. A raíz de esto, Snopes “comprobó los hechos”
obedientemente sobre la radiación de Fukushima en el Pacífico y utilizó esta
historia del único salmón no relacionado para declarar falsas las historias
anteriores sobre la radiación de Fukushima. (5)
De nuevo, no se trata de comprobar los hechos sino de enterrar la verdad.
Esto
es casi un comentario aparte, pero, dado que el lago Osoyoos contiene
potencialmente millones de salmones, ¿cuáles son las probabilidades de que un
solo salmón esté contaminado y de que mi red lo encuentre? Pero, de hecho, la
historia se originó en las redes sociales y no pude encontrar ninguna prueba
fiable de la existencia de este único pez radiactivo. Las pocas personas que
informaron de ello se referenciaban entre sí o a Snopes, lo
que casi con toda seguridad significa que se utilizó una historia inventada y
fabricada para engañar al público sobre los peligros reales de Fukushima. Bien
hecho, pensé.
Otra
estratagema inteligente es tomar un titular incendiario e inexacto de una
fuente de noticias sensacionalista, atribuírselo a alguna persona en cuestión,
luego “comprobar los hechos” de la declaración, declararla falsa y
utilizarla para difamar al autor que nunca dijo tal cosa.
Los fact-checkers no
sólo quieren enterrar la verdad, sino enterrar a los que la revelan. Otro
ejemplo de mi experiencia personal: Mi artículo, muy documentado, sobre el
programa de vacunación de la OMS que esterilizó a cerca de 150
millones de mujeres sin su conocimiento ni consentimiento (6)
estaba obteniendo una considerable atención en todo el mundo, sobre todo de la
CIG, que llamó a los fact-checkers, en este caso al Poynter
Institute. Me ocuparé de ellos con más detalle dentro de un
momento. Poynter creó una página web sólo para mí, y esto es
lo que escribieron:
“FALSO:
Las declaraciones de Larry Romanoff afirmando que la OMS ha
participado en la creación de varios virus en los laboratorios. La organización
ha difundido el nuevo coronavirus por el mundo, para que las empresas
farmacéuticas puedan ganar dinero desarrollando vacunas, lo que, por su parte,
reducirá la población mundial.” (7)
La
parte “falsa” es que nunca he escrito nada de eso. Nunca he afirmado que
la OMS haya “creado el virus”, ni he mencionado a la OMS en
ningún contexto relacionado con el COVID-19. Su afirmación, por
calumniosa que sea, es falsa en su totalidad. Pero la parte sorprendente es la
que sigue. Poynter no se detuvo ahí. Encontraron un artículo en un sitio web de
noticias de Georgia que hacía una breve referencia a mi
escrito, pero que no contenía ninguna referencia a la OMS ni a
ninguna de las otras afirmaciones anteriores. A continuación, copiaron esta
página web -y la modificaron- y publicaron la versión copiada y modificada en
uno de sus propios sitios web, proporcionando el enlace a su versión
fraudulenta -presentada como la original- como “prueba” de que yo había hecho
afirmaciones falsas.
En
primer lugar, este es el enlace a la página de noticias original (8).
Está en escritura georgiana, por lo que no podrá leerla y la mayoría de los
traductores no pueden manejar el georgiano, lo que significa que nadie sabrá lo
que dice realmente la página. El sitio web es ge.news-front/info. A
continuación, este es el enlace a la falsa página web de Poynter (9). Puede acceder a ella
haciendo clic en el botón: LEER EL ARTÍCULO COMPLETO (FACTCHECK GEORGIA) en la
página web de Poynter, arriba (7)
Esta página web, controlada por Poynter, es https://factcheck.ge/ka. También está en
escritura georgiana, por lo que tampoco podrá leerlo.
Por
si no queda claro, Poynter intentó confundir a los lectores
confundiendo mi artículo sobre los programas de vacunación “antifertilidad” de
la OMS con mis otros artículos (no relacionados) sobre
el COVID-19, y luego fabricó una afirmación de que yo había acusado
a la OMS de crear el virus COVID-19 para
beneficiar a las compañías farmacéuticas mientras esterilizaba al mundo. A
falta de pruebas de ello, copiaron una página web que estaba en un idioma que
casi nadie puede leer y que casi ningún traductor puede manejar, modificaron la
página y la publicaron en su propio sitio web, presentándola como el original,
y pretendiendo que contenía “pruebas” de mis afirmaciones “falsas”
contra la OMS. En los Estados Unidos, esto se conoce como “fact-checking“.
La
Industria de la Verificación de Hechos (Fact Checking)
La
industria de la verificación de hechos comenzó con una inocencia disfrazada y
de buenas intenciones, con sitios web como Snopes, que
inicialmente dedicaban su tiempo a desacreditar leyendas urbanas y refutar
afirmaciones como que Elvis había sido visto en un centro comercial. Pero en
realidad, estas creaciones se escondían en los arbustos esperando el momento
adecuado para atacar.
La
comprobación de hechos es hoy una enorme industria mundial concebida y creada
hace décadas como una poderosa herramienta de censura, controlada por un grupo
incestuoso estrechamente unido y fuertemente financiado con incontables
millones de dólares, principalmente por George Soros, la Fundación
Gates, varias empresas de medios de comunicación y similares. Esta
industria no se creó para comprobar las falsas afirmaciones y el apoyo de los
medios de comunicación a los crímenes del CIG, sino para silenciar
a quienes intentan revelar la verdad.
El llamado Instituto Poynter, al que conocieron más arriba, está a la cabeza de esta industria en la actualidad, con financiación de las fuentes mencionadas. Poynter creó y controla la llamada Red Internacional de Comprobación de Hechos (IFCN), no partidista, “que establece los estándares para los verificadores de hechos”, obligando prácticamente a todos los actores a entrar en esta ‘red’ o a caer en el olvido, como hemos visto que ocurre con los navegadores de Internet y los motores de búsqueda. A través de estas maquinaciones, Poynter se ha certificado a sí mismo como el policía de las noticias del mundo. No es muy conocido, pero Facebook y otros no realizan ninguna comprobación propia, sino que utilizan esta fuente para vigilar automáticamente sus contenidos.
Los Poynter son
aún más peligrosos de lo que sugiere lo anterior, porque han creado para sí
mismos una posición como “instituto de periodismo responsable para la
formación de escritores y reporteros“, incontables miles de jóvenes que pasan
por esta ‘institución’ son muy posiblemente corrompidos para siempre por su
formación. Y los intentos de Poynter por fomentar el
control total de los medios de comunicación de la CIG no son
imaginarios:
Poynter publicó
recientemente una lista de 515 sitios web de noticias que consideraba “poco
fiables” (10),
una lista compilada a partir de bases de datos de “noticias falsas”
cultivadas principalmente por el Centro de Políticas Públicas
Annenberg de la Universidad del Sur de California, la Universidad Merrimack,
PolitiFact y Snopes. No sólo condenaron a estos sitios web por
proporcionar información errónea, sino que su artículo original pedía a los
anunciantes que pusieran en la lista negra a todos los sitios de su lista. La
versión posterior, según el ejecutivo de Poynter Barrett Golding:
“Las noticias falsas son un negocio. Gran parte de ese negocio se sustenta
en la publicidad. Aparte de los periodistas, investigadores y consumidores de
noticias, esperamos que el índice sea útil para los anunciantes que quieran
dejar de financiar la desinformación.“
Se
extralimitaron en sus funciones. La reacción fue tan extrema que Poynter tuvo
que retractarse de la lista y presentar una disculpa pública, excusándose en “debilidades
en la metodología“. No fue por la vergüenza de un fallo ético, sino por las
múltiples amenazas de graves demandas judiciales lo que provocó la
retractación. Sin embargo, la editora jefe de Poynter,
Barbara Allen, escribió: “Lamentamos no habernos asegurado de que los
datos fueran rigurosos antes de su publicación, y pedimos disculpas por la
confusión y la agitación causadas por su publicación“. Pero a continuación
(para hacerles reír a los lectores), declaró: “Nos comprometemos a seguir
manteniendo los más altos estándares“. Un individuo publicó en Twitter:
“Los perros de presa se hacen pasar por perros guardianes“. Correcto en
todos los sentidos.
Que
yo sepa, no hay verificadores de hechos que no formen parte de esta red
mundial. Algunos son patrocinados y operados por los departamentos de medios de
comunicación de varias universidades, pero esos departamentos han recibido
financiación de estas mismas fuentes y, por lo tanto, están sujetos y bajo el
control de las mismas personas.
Estas
“mismas personas” son las que ya poseen y/o controlan todo el panorama
de los medios de comunicación de masas, incluidos los periódicos, las revistas,
todas las cadenas de televisión y la mayoría de las de radio, los editores de
libros, los distribuidores de libros como Amazon e Indigo,
los estudios de Hollywood que controlan prácticamente todas las películas y la
mayoría de los programas de televisión. También tienen el mismo dominio sobre
el panorama de las redes sociales, así como sobre entidades relacionadas
como Google y Wikipedia.
Como
he señalado en otros artículos de esta serie, es vital entender que no
son Poynter, ni Reuters, ni Gannett quienes
controlan la industria de la verificación de hechos. Estas afirmaciones eluden
el punto esencial de que son individuos, personas reales con nombre, quienes
ejercen este control, y que trabajan en concierto con todos los demás
individuos de los medios de comunicación como lugartenientes de la CIG,
compartiendo todos los mismos “valores” y siguiendo todos la misma
“agenda”. Una parte importante de esta agenda es el control total de la
información, siendo la parte de comprobación de hechos simplemente una especie
de detalle de portería para barrer y eliminar los trozos de verdad que logren
escapar de esta red de control de la información. Y esta red es casi completa;
el control de la información y la censura en los EE.UU. se acerca
alarmantemente a un nivel del 100%, aunque pocos parecen haberse dado cuenta.
Lo mismo ocurre en Canadá, el Reino Unido, Alemania, Japón, Australia, y cada
vez más en otras naciones occidentales.
Una
vez más, los medios de comunicación nos mienten en todo o en parte sobre casi
todo lo que tiene consecuencias reales en el mundo actual, leyendo el mismo
guión que la CIG y promoviendo su agenda. Wikipedia,
con su promoción masiva por parte de Google, es un importante sitio
de desinformación que tiene casi el dominio sobre la información popular, pero
está fuertemente sesgado y editado por estas mismas personas, y no es confiable
en la mayoría de los temas de importancia. Google es
asombrosamente selectivo con la información que permite que llegue al
público. Facebook y Twitter reciben
sus órdenes de la misma fuente y ejercen un embargo casi total sobre cualquier
comunicación o publicación personal que contradiga la versión oficial aprobada
por la CIG. Con el COVID-19, ayer se embargaban las
fuentes de laboratorio, estos medios sociales se ensañan con la censura de
material contradictorio. Hoy, se embargan las fuentes naturales del
virus, Facebook y Twitter realizan
un giro instantáneo de 180 grados y hoy prohíben -como “desinformación”- lo
contrario de lo que prohibieron ayer.
Los
editores de libros determinan el contenido de todo el material encuadernado que
llega al público, especialmente el material educativo desde el jardín de
infancia hasta el nivel universitario. Si el contenido no se ajusta a la
“agenda”, es casi seguro que el libro nunca verá la luz del día, y si tiene la
suerte de escapar de la red, en Amazon e Indigo estará
“agotado” o simplemente retirarán el libro de la lista. Toda la
industria de la verificación de hechos marcha exactamente con la misma melodía,
tocada por la misma orquesta. Esto ya es tan cierto que cada vez que cualquier
medio de comunicación importante afirme que algo ha sido comprobado, borre esa
información de su conciencia porque es casi seguro que es falsa.
Me
estoy repitiendo, pero es vital entender que todo esto emana de la misma fuente
única, un grupo de unos pocos cientos de personas centradas principalmente en
Europa, que son extraordinariamente ricas y que determinan y establecen la
agenda -de nuevo, personas reales con nombres-. La determinación de controlar
toda la información del mundo, ya sea mediante la distribución o la censura, se
origina aquí. Es de vital importancia que usted conecte todos estos puntos
con la misma fuente central.
*
Los escritos del Sr.
Romanoff se han traducido a 32 idiomas y sus artículos se han
publicado en más de 150 sitios web de noticias y política en idiomas
extranjeros en más de 30 países, así como en más de 100 plataformas en inglés.
Larry Romanoff es consultor de gestión y empresario jubilado. Ha ocupado altos
cargos ejecutivos en empresas de consultoría internacional y ha sido
propietario de un negocio internacional de importación y exportación. Ha sido
profesor visitante en la Universidad Fudan de Shanghai, presentando casos
prácticos de asuntos internacionales a las clases del último año del EMBA. El
Sr. Romanoff vive en Shanghai y actualmente está escribiendo una serie de diez
libros relacionados generalmente con China y Occidente. Es uno de los autores que
contribuyen a la nueva antología de Cynthia McKinney “When China Sneezes”
(Cuando China estornuda), Cap. 2 “Tratar con Demonios“.
Puede verse su archivo completo en
https://www.moonofshanghai.com/ and
http://www.bluemoonofshanghai.com/
Puede
contactarse con él en: 2186604556@qq.com
*
Notas
(2) https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/10472327/
(3)
La Pandemia Mundial de 1918 de Rockefeller y el Ejército Americano
http://www.bluemoonofshanghai.com/politics/1319/
(4) https://www.reuters.com/article/uk-factcheck-vaccines-caused-1918-influe-idUSKBN21J6X2
(5) https://www.snopes.com/fact-check/radioactive-salmon-fukushima/
(6) https://www.moonofshanghai.com/2020/05/a-cautionary-tale-about-who.html
(9) https://factcheck.ge/ka/story/38702
*
La
fuente original de este artículo es The Saker Blog
Copyright © Larry Romanoff, Moon of Shanghai,
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