Naciones Construidas sobre Mentiras
Volumen 1 - Cómo se Enriqueció Estados Unidos
Parte 3
© Larry Romanoff, Octubre, 2021
Traducción: PEC
Parte 3 - Trabajo y Robo de Salarios
Contenido Parte 3
Breve historia del trabajo en Estados Unidos
El trabajo infantil en Estados Unidos
Robo de salarios
Coca-Cola, Wal-Mart, Apple, Nike, Amazon, Starbucks
La educación en Estados Unidos
Breve Historia sobre el Trabajo en los Estados Unidos
A
diferencia de la mayoría de las demás naciones industrializadas, Estados Unidos
nunca ha aceptado el concepto de sindicatos, que siempre fueron descritos y
denigrados en los medios de comunicación estadounidenses como una especie de
socialismo peligroso que explotaría a los trabajadores. Pero siempre fue cierto
que era el capitalismo el que explotaba a los trabajadores y el socialismo el
que intentaba protegerlos. Gracias a los medios de comunicación, la mayoría de
los estadounidenses de hoy en día siguen teniendo esta idea al revés de la
realidad. En realidad, al examinar los antecedentes históricos, queda muy claro
que ni el gobierno de EE.UU. ni sus empresas han tenido nunca en gran
consideración a los trabajadores o a los empleados. Hubo un breve período después
de la Segunda Guerra Mundial durante el cual el interés corporativo ilustrado,
impulsado por el miedo, produjo un paisaje laboral bastante benigno, pero eso
fue sólo una especie de ilusión que se disipó en la década de 1980, cuando
tanto el gobierno como el capital volvieron a sus colores originales. A partir
de la década de 1980, el número de trabajadores del sector privado industrial
con algún tipo de sindicato se redujo en cerca de un 70%, en gran medida por la
dureza del clima capitalista y legislativo. La mayoría de los trabajadores
estadounidenses todavía querían sindicatos, pero la conspiración antisindical
era demasiado poderosa.
Tanto
el gobierno como las empresas estadounidenses actuaron para infiltrar a los
sindicatos con políticos y otros funcionarios corruptos en un intento de
destruirlos desde dentro. Cuando esos intentos fracasaban y los organizadores
sindicales daban muestras de tener éxito, eran simplemente asesinados o
inculpados y condenados por delitos, y a menudo ejecutados. Durante toda su
historia, el gobierno estadounidense ha actuado con absoluto desprecio por la
ley, siempre que ésta resultaba inconveniente para los fines que perseguía. Uno
de estos propósitos era el aplastamiento del trabajo, donde el gobierno
frecuentemente no sólo fabricaba cargos criminales contra los organizadores de
los sindicatos sino que los condenaba bajo leyes que nunca habían existido. En
un caso famoso, los organizadores sindicales que intentaban crear un sindicato
de trabajadores mineros en Pensilvania fueron acusados por el Estado de
asesinato y conspiración. Cuando estos cargos no prosperaron, los organizadores
y una docena de miembros del sindicato fueron ahorcados por "obstinación".
En
febrero de 2015, Sam Mitriani escribió un artículo informativo titulado
"La verdadera historia de los orígenes de la policía: Protegiendo y
sirviendo a los amos de la sociedad", que reflejaba con precisión los orígenes
y aplicaciones del sistema de justicia estadounidense. He aquí un breve resumen
editado de sus comentarios.
Esta
forma liberal de ver el problema se basa en un malentendido de los orígenes de
la policía y de la función para la que fue creada. La policía no fue creada
para proteger y servir a la población. No fue creada para detener a la
delincuencia, al menos no como lo entiende la mayoría de la gente. Y
ciertamente no se creó para promover la justicia. Se creó para proteger la
nueva forma de capitalismo asalariado que surgió a mediados y finales del siglo
XIX de la amenaza que suponía la clase obrera, descendiente de ese sistema.
Antes del siglo XIX, no había fuerzas policiales que pudiéramos reconocer como
tales en ningún lugar del mundo. Luego, a medida que las ciudades del Norte
crecían y se llenaban de trabajadores asalariados, en su mayoría inmigrantes,
separados física y socialmente de la clase dirigente, la élite rica que dirigía
los distintos gobiernos municipales contrató a cientos y luego a miles de
hombres armados para imponer el orden en los nuevos barrios obreros. Los
conflictos de clase agitaron las ciudades estadounidenses de finales del siglo
XIX, como Chicago, que sufrió grandes huelgas y disturbios en 1867, 1877, 1886
y 1894. En cada una de estas revueltas, la policía atacó a los huelguistas con
extrema violencia. Tras estos movimientos, la policía se presentó cada vez más
como una delgada línea azul que protegía a la civilización, es decir, a parte
de la élite burguesa de la civilización, del desorden de la clase obrera. Esta
ideología se ha reproducido desde entonces, y sigue siendo la base de la ley y
la justicia estadounidense en la actualidad, que es una de las razones por las
que los ejecutivos de las empresas son prácticamente inmunes a la persecución,
incluso de los delitos más atroces, mientras que las clases bajas sufrirán
cinco años de prisión por un robo menor o por fumar marihuana.
Nunca
hubo una época en la que la policía de las grandes ciudades aplicara "la
ley" de forma neutral, ni tampoco una época en la que la propia ley fuera
neutral. A lo largo del siglo XIX, en el Norte, la policía arrestaba a la gente
por los "delitos" de ser vagabundos y de conducta desordenada, lo que
significaba que podían perseguir a cualquiera que consideraran una amenaza para
el "orden". En el Sur, posterior a la época de la Gran Depresión, la
policía imponía la supremacía blanca y arrestaba a los negros con cargos falsos
para introducirlos en los sistemas de trabajo de los convictos. La violencia
que ejercía la policía y su separación moral de los que patrullaban no eran
consecuencia de la brutalidad de los agentes individuales, sino de políticas
cuidadosamente diseñadas para moldear a la policía en una fuerza que pudiera
utilizar la violencia para hacer frente a los problemas sociales que acompañaban
al desarrollo de una economía de trabajo asalariado. La policía fue creada para
utilizar la violencia para reconciliar la democracia electoral con el
capitalismo industrial. Hoy en día, son sólo parte del sistema de
"justicia penal" que desempeña el mismo papel. Su trabajo básico es
imponer el orden entre los que tienen más razones para estar resentidos con el
sistema.
Uno
de los líderes sindicales estadounidenses más famosos fue Walter Reuther, del
sindicato Auto Workers, cuyas opiniones socialistas eran un anatema para los
propietarios de General Motors y otros fabricantes de automóviles. En un
momento dado, mientras negociaba por la seguridad de los trabajadores y por
unos salarios dignos, Reuther fue disparado y gravemente herido en su casa,
suceso al que siguieron otros dos intentos de asesinato. A estos les siguió el
muy sospechoso accidente de un avión privado en el que viajaba. Reuther
sobrevivió a éste, pero finalmente murió en un segundo accidente de avión
privado igualmente sospechoso. En el momento de escribir estas líneas, el FBI
sigue negándose a publicar cientos de páginas de documentos relacionados con la
muerte de Reuther. Aparte de los asesinatos deliberados y las inculpaciones, el
gobierno de EEUU, único entre las naciones, tiene una larga y sórdida historia
de utilización de su ejército para reprimir y brutalizar a sus propios
ciudadanos cada vez que entran en conflicto con los capitalistas que siempre
han controlado el Congreso y la Casa Blanca. También ha acumulado una historia
de legislación igualmente sórdida diseñada para proteger y aumentar los beneficios
de su élite corporativa a expensas del pueblo de la nación.
Pero
si miramos más atrás, podemos ver las actitudes fundamentales hacia las
personas que no pertenecen a la élite, que han estado arraigadas en el ADN
capitalista y gubernamental estadounidense desde los primeros días de la República.
Antes de finales del siglo XIX, la mayoría de la gente se dedicaba a la
agricultura, tenía una pequeña tienda o quizás ejercía un oficio como la
carpintería, la herrería o la sastrería, y el resto se ganaba la vida con
trabajos ocasionales y temporales. En esa época se produjo un cambio social
masivo cuando la industrialización se afianzó definitivamente, y un gran
porcentaje de la población emigró a las zonas urbanas en busca de empleo, y por
lo tanto pasó de ser agricultor independiente y propietario de microempresas a
trabajador dependiente a tiempo completo. En este contexto, tanto en la mente
de los capitalistas como de los dirigentes gubernamentales, estos trabajadores
y su deseo de obtener salarios dignos eran los enemigos del progreso. Durante
ese período, los trabajadores denunciaban casi constantemente y de forma
universal su virtual esclavitud salarial y la falta de seguridad laboral,
mientras que el gobierno empleaba de forma igualmente universalmente y sin
piedad a los militares para garantizar la seguridad, no de los trabajadores
sino de los beneficios del capitalismo.
Desde
finales del siglo XIX, el ejército estadounidense fue una de las principales
herramientas de represión de los trabajadores. En Chicago, en 1894, las tropas
estadounidenses pusieron fin a una huelga de trabajadores ferroviarios,
abriendo fuego y matando a decenas de trabajadores. La minería en Estados
Unidos fue una ocupación extremadamente peligrosa durante siglos, como lo sigue
siendo hoy en día, y las huelgas de los trabajadores mineros son especialmente
frecuentes. En 1914, las tropas estadounidenses abrieron fuego contra un grupo
de trabajadores mineros en huelga en Colorado, poniendo de nuevo fin a la
huelga con la muerte de los huelguistas. Un poco más tarde, unos individuos que
intentaban organizar un sindicato en una mina de carbón de Pensilvania fueron
asesinados a tiros por la dirección de la empresa, que fue absuelta en un breve
juicio. Ni siquiera la policía era inmune; en 1919 se puso fin a una huelga
policial en Boston cuando se llamó a los militares para que pusieran fin a la
huelga de forma violenta, y muchos policías resultaron muertos. Ese mismo año,
un organizador laboral de Washington fue capturado, torturado, castrado y luego
linchado.
Los
militares tampoco eran inmunes. En 1932, cuando la Gran Depresión se agudizó,
casi 50.000 veteranos de la Primera Guerra Mundial marcharon a Washington para
pedirle al gobierno que les pagara unos años antes las primas de 625 dólares
que les habían prometido. Los soldados, la mayoría con sus familias, acamparon
en un terreno llano cerca de la capital para despertar la simpatía por su
situación, pero la simpatía no llegó. En su lugar, el entonces presidente
Hoover envió a la policía, una medida que dio lugar a la brutalidad, la
violencia y bastantes muertes. Cuando esto fracasó, Hoover envió al ejército
activo para dispersar a los "disidentes", que no habían causado ningún
problema, sino sólo una vergüenza para el gobierno. Los militares, dirigidos
por el gran general Douglas MacArthur y asistidos por el entonces comandante
Dwight Eisenhower (que más tarde se convertiría en presidente de EE.UU.), y el
patológicamente conocido George S. Patton, irrumpieron en el campamento, disparando
contra los veteranos e inundando el campo con gases lacrimógenos, hiriendo a
varios miles de personas y matando a algunos recién nacidos. MacArthur estaba
tan decidido a dispersar a sus propios ex soldados que continuó con el ataque
incluso después de recibir la orden del Presidente de que cesase. Los veteranos
se dispersaron y se quedaron con las manos vacías.
En
la década de 1920, los capitalistas estadounidenses y el gobierno ya habían
desarrollado planes a escala nacional para controlar a los trabajadores y sus
demandas salariales, creando grupos de trabajo cuyo deber era identificar y
sabotear a todos los organizadores sindicales y a los críticos del capitalismo
y del gobierno. Muchos fueron encarcelados sin cargos y sin acceso a un
abogado. Los militares también habían mejorado su eficacia, y en muchas
ocasiones utilizaban ahora aviones bombarderos para atacar a los trabajadores
en huelga desde el aire. En una gran huelga de mineros en Virginia Occidental
en 1921, varios miles de soldados llevaron a cabo una guerra con disparos con
unos 5.000 mineros en huelga. Cuando una victoria clara parecía inalcanzable,
el gobierno estadounidense envió miles de tropas más y empleó una unidad de
guerra química además de bombarderos y aviones de combate. Cuando los
huelguistas finalmente se rindieron, los supervivientes fueron acusados de
traición y encarcelados. En 1930, cientos de trabajadores agrícolas fueron
golpeados y detenidos en California por intentar formar sindicatos, y
condenados por "socialismo criminal". Hay muchas docenas de ejemplos,
que abarcan muchas décadas, en los que el ejército estadounidense puso fin a
las huelgas laborales de forma brutal y violenta, matando a los huelguistas.
No
sólo el ejército estadounidense participó en estas atrocidades. Muchas grandes
corporaciones apoyaron ejércitos permanentes propios para utilizarlos contra
los trabajadores en huelga, siendo John Rockefeller uno de los peores, pero de
ninguna manera el único ejemplo. En 1927, los mineros en huelga de una de sus
minas en Colorado fueron masacrados por su ejército privado utilizando
ametralladoras. Dos años después, en Carolina del Norte, otros grupos de
trabajadores textiles en huelga fueron emboscados y asesinados. Unos años más
tarde, más de 500.000 trabajadores de fábricas se declararon en huelga en
Carolina del Sur, una huelga que fue reprimida con tanta violencia por las
fuerzas militares estadounidenses y los ejércitos privados que nadie se atrevió
a intentar formar un sindicato durante otros veinte años. En 1935, los
trabajadores eléctricos en huelga en una planta de Toledo, Ohio, fueron
atacados y asesinados en masa por más de 1.300 soldados estadounidenses,
incluyendo ocho batallones de fusiles y tres batallones de ametralladoras. Un año
antes, la policía de San Francisco disparó y mató a muchos trabajadores
portuarios durante una huelga, disparos tan escandalosos que provocaron una
huelga general en toda la región de San Francisco-Oakland. Los medios de
comunicación ya hacían de las suyas, afirmando que "agitadores comunistas
se habían hecho con el control de la ciudad".
Un
acontecimiento especialmente infame, conocido como la Masacre de Ludlow, fue
una huelga de mineros del carbón contra la inhumanidad de los propietarios de
la familia Rockefeller, uno de los ataques más brutales contra los trabajadores
en la historia laboral de Norteamérica. Como telón de fondo, los trabajadores
se vieron obligados a trabajar en condiciones extraordinariamente duras y
peligrosas, donde los índices de mortalidad eran muy altos y los salarios
bajos. Además, los trabajadores no cobraban en efectivo, sino en vales de papel
que sólo se podían gastar en la tienda de la empresa, que tenía precios muy
elevados. Los trabajadores de la mina consiguieron organizar un sindicato que
intentó establecer normas de seguridad y aumentar los salarios en dinero real.
Estos problemas de seguridad y salariales ya existían en toda la industria
estadounidense desde hacía muchas décadas, pero las élites industriales y el
gobierno estaban ya entonces firmemente unidos contra los trabajadores y los
pobres.
En
este caso, las tensiones alcanzaron un punto álgido cuando un organizador
sindical fue asesinado por los gerentes de la mina, lo que dio lugar a una
huelga general generalizada contra los intereses mineros de Rockefeller y la
instalación del sindicato. Rockefeller, que controlaba gran parte de la región
a través de la propiedad de sus minas, se indignó ante las demandas del
sindicato y desalojó a todos los mineros de sus casas, propiedad de la empresa,
dejándolos a ellos y a sus familias sin hogar en una zona salvaje en medio de
un duro invierno, iniciando un programa de siete meses de brutalidad y de
represión continuas. Los Rockefeller, al igual que muchas otras grandes
empresas estadounidenses de la época, adoptaron una postura asombrosamente
agresiva contra los trabajadores en huelga, contratando a cientos de matones
armados para acosar, golpear y matar. Rockefeller consiguió coches blindados
con ametralladoras para atravesar las zonas de tiendas de campaña donde
acampaban los mineros y ametrallarlas con disparos, matando a muchos
trabajadores y a sus hijos. Los miembros y organizadores del sindicato fueron
secuestrados y golpeados. Cuando el ejército privado resultó insuficiente para
acabar con la voluntad de los huelguistas, Rockefeller dispuso que el gobierno
enviara a la Guardia Nacional, que continuó con la misma política beligerante y
violenta. Finalmente, el gobierno ordenó a los Guardias Nacionales que vaciaran
los campamentos de los mineros, lo que hicieron entrando en ellos con una gran
potencia de fuego y ametrallando el campamento en una batalla que duró casi 14
horas.
Un
minero se acercó al cuartel de la Guardia Nacional para intentar negociar una
tregua, pero fue golpeado y llenado de balas. Esa noche, los guardias entraron
en el campamento y prendieron fuego a varias tiendas, quemando vivos a muchas
mujeres y niños, y matando a tiros a muchos otros que intentaban escapar. Al
difundirse la noticia de esta masacre, los trabajadores de todo Estados Unidos
iniciaron una huelga nacional, pero al final el poder del dinero y la
brutalidad despiadada del gobierno estadounidense fueron supremos, y los
trabajadores fracasaron por completo. Nunca se acusó a nadie de los asesinatos
ni de otros crímenes.
Rockefeller
no era el único capitalista de élite que tenía su propio ejército privado para
tratar con sus trabajadores. Cyrus Eaton, propietario de la Republic Steel
Company, merece una atención especial, incluso en una nación dominada por
despiadados capitalistas criminales, por su tendencia a disparar y matar a
cualquiera que intentara formar un sindicato. Su empresa mantenía un arsenal de
armas que incluía potencia de fuego de grado militar, además de gases lacrimógenos
y otras armas. Durante una huelga, cuando la policía se mostró incapaz de
dispersar a los huelguistas con múltiples arrestos, el ejército de Eaton entró con
armas, gases lacrimógenos y garrotes, dejando a muchos trabajadores muertos y
heridos, muchos de ellos muertos con disparos por la espalda. Ya mencioné la
muerte de Walter Reuther, de los Auto Workers, pero su vida anterior fue
similar a su final, donde en un caso él y su personal fueron severamente
golpeados por el ejército privado de la compañía automotriz Ford. Los Carnegies
y otras familias industriales ricas de la élite estadounidense encajan todos en
este mismo molde.
La
represión en Estados Unidos siempre ha tenido un sabor diferente al de otras
naciones. En Estados Unidos, cualquier corporación conchabada con gobierno podía
contar con la ayuda del ejército estadounidense para apoyar sus prácticas
humanas depredadoras, pero también podían formar su propio ejército privado que
operaba con casi total inmunidad cuando trataba con los trabajadores pobres.
Para las empresas que no disponían de un ejército, existía una tercera opción,
esta infame fuente de brutalidad hacia los trabajadores descontentos era la
Agencia de Detectives Pinkerton, que en el apogeo de su poder era la mayor
agencia policial de propiedad privada del mundo, empleando a más hombres que el
propio ejército estadounidense. Durante ese periodo, las empresas contrataban a
la agencia Pinkerton para infiltrarse en los sindicatos, intimidar a los
trabajadores y enfrentarse a los huelguistas con violencia de tipo militar.
Esta empresa era amargamente odiada por casi todos los que no eran grandes
industriales, el alcalde de una ciudad estadounidense describió a los Pinkerton
de la siguiente manera: "Son una horda de degolladores, ladrones y
asesinos y están al servicio del capital sin escrúpulos para oprimir al
trabajador honrado".
Los
problemas relacionados con los bajos salarios, la inadecuada o inexistente
seguridad de los trabajadores, las largas jornadas de trabajo y la falta de
atención médica, especialmente para las lesiones relacionadas con el trabajo,
continuaron acumulándose hasta 1945. Durante la Segunda Guerra Mundial, los
salarios en Estados Unidos se congelaron mientras los beneficios de las
empresas alcanzaban niveles extremadamente altos, situación que creó un intenso
rencor y resentimiento entre los trabajadores industriales. Durante ese periodo
de 5 años -en el que las huelgas estaban prohibidas debido al esfuerzo bélico-,
EE.UU. experimentó más de 14.000 huelgas en las que participaron casi siete
millones de trabajadores, principalmente en las industrias minera, del acero y
del automóvil. Por lo general, el presidente Roosevelt llamaba al ejército para
sofocar por la fuerza estas insurrecciones.
Estos
problemas laborales aumentaron después de la guerra, cuando se eliminaron las
congelaciones salariales de los tiempos de guerra y las prohibiciones de las
huelgas. Los primeros seis meses de 1946 fueron un periodo que el Departamento
de Trabajo de EE.UU. denomina ahora "el periodo más concentrado de luchas
entre trabajadores y patronos en la historia del país", cuando prácticamente
toda la mano de obra de la nación se rebeló finalmente contra décadas de
brutalidad e injusticia. Los trabajadores estadounidenses en masa y totalmente
llenos de rabia y frustración por su miseria inducida por el sistema, llegaron
finalmente al punto de no estar dispuestos a esclavizarse en ocupaciones
peligrosas y mal pagadas mientras las corporaciones y sus élites celebraban
beneficios estratosféricos y sin precedentes. En enero de ese año, 200.000
trabajadores del sector eléctrico convocaron una huelga, a la que siguieron
100.000 empacadores de carne, y pocos días después, casi un millón de
trabajadores del acero protagonizaron la mayor huelga de la historia de EEUU. Rápidamente,
varios cientos de miles de mineros del carbón se declararon en huelga e
interrumpieron el suministro de electricidad en gran parte del país, seguidos
inmediatamente por muchos cientos de miles de trabajadores del ferrocarril y de
la industria petrolera. El gobierno estadounidense, fiel a sus raíces, utilizó al
ejército para tomar el control de todos estos emplazamientos industriales, y el
presidente Truman amenazó públicamente con colgar a estos trabajadores en
huelga a los que llamó traidores, y para los que propuso severas sanciones
penales. Fue en este ambiente de agitación social sin precedentes donde Walter
Reuther encontró finalmente su fin.
Luego,
y casi repentinamente, el clima cambió, debido principalmente al temor muy real
entre la élite a una segunda revolución americana. Estas circunstancias de
resentimiento y revuelta estaban tan extendidas que rápidamente crearon una
sociedad tan inestable que se había vuelto ingobernable, con la nación en
anarquía y enfrentándose a un inminente colapso económico. Fue esto lo que
obligó a revisar el contrato social con nuevas normas que incluían un salario mínimo
y una semana laboral regular, junto con salarios regulares y crecientes y la
expectativa de un empleo estable y quizás permanente. Con el tiempo se añadieron
las vacaciones, la asistencia sanitaria y otras prestaciones. Fue este nuevo
contrato social de estabilidad laboral, aumento de los salarios reales y
reducción de la disparidad de ingresos, lo que produjo el rendimiento económico
superior que experimentó Estados Unidos durante casi cuarenta años. Fue este
aumento de la consistencia laboral y de la equidad salarial lo que produjo las
enormes mejoras en los salarios, las condiciones de trabajo y la equidad social
que permitieron incluso a los trabajadores de las fábricas, por primera vez en
la historia, ser propietarios de casas, coches, embarcaciones, y tomar
vacaciones con regularidad.
Y
quizás lo que es más importante, este enorme ajuste en el contrato social, y el
aumento de los salarios, produjo por primera vez en la historia de Estados
Unidos un acceso generalizado a la educación superior para los hijos de la
clase media e incluso baja, ya que las familias estadounidenses con un salario
digno procedente del empleo podían permitirse abandonar los escasos ingresos
del trabajo infantil y dejar a sus hijos en la escuela. La gente se llenó de
repente de expectativas ilimitadas para el futuro, ya que este enfoque
fundamentalmente socialista produjo una economía estadounidense próspera y, al mismo
tiempo, desarrollos tecnológicos transformadores. Fueron estos niños nacidos
durante y después de la Segunda Guerra Mundial, la primera generación de
estadounidenses que creció en un ambiente de esperanza. Fue este contexto el
que produjo los resultados de las encuestas, por primera vez en la historia de
Estados Unidos, en las que los ciudadanos declaraban tener una esperanza
creciente en el futuro y esperaban que la vida de sus hijos fuera mejor que la
suya. Ninguno de estos sentimientos existía en ninguna escala antes de esta
cuasi-revolución. Sólo la revuelta laboral universal y casi incontrolable, y el
miedo genuino a un levantamiento público generalizado y total, produjeron estos
cambios sociales masivos que dieron lugar a la creación de la clase media
estadounidense. Todo esto fue el resultado de la breve transformación de
Estados Unidos de una brutal sociedad capitalista de "libre mercado"
a una democracia socialista. Pero eso no iba a durar.
En
el típico estilo estadounidense, al verse obligados a abandonar sus pecados,
las élites no sólo se atribuyeron el mérito de su nuevo exceso de virtud
judeocristiana, sino que empezaron a propagar otro mito histórico con la
redefinición repentina de Estados Unidos como la tierra de las oportunidades, y
así nació el sueño americano. Todo era propaganda. Los trabajadores
estadounidenses pasaron en poco tiempo de ser unos de los trabajadores más
maltratados y embrutecidos del planeta a aquellos para los que la vida contenía
de repente algo más que desesperanza y monotonía, y la maquinaria propagandística,
liderada por Hollywood, se puso inmediatamente en marcha para convencer a los
estadounidenses de que las cosas siempre habían sido así, buenas y mejorando. Y
no se detuvieron ahí. El Sueño se expandió cada año, dejando rápidamente atrás
los pensamientos de valiosos pero aburridos trabajos regulares para ser
reemplazados por sueños de riqueza y éxito que no eran posibles en ninguna otra
nación. Y, por supuesto, los capitalistas de la élite estaban ocupados en conspirar
para aliviar a esta nueva clase media de todo su dinero promoviendo el
consumismo y el "nivel de vida", afianzando firmemente la sociedad de
consumo como forma de vida. Todo era un engaño generado por una campaña de
propaganda masiva perpetrada sobre un público crédulo para sustituir el
resentimiento revolucionario contra las élites por una falsa esperanza en un
futuro ficticio.
Esta
"era dorada del trabajo", el nuevo contrato social y la propaganda
que lo acompañaba, no sólo eran un engaño y un mito, sino también una mera
distracción temporal mientras las élites se reagrupaban y reconstruían su
fuerza política y militar que tan bien les había servido durante tantas décadas
anteriores. Las élites y su gobierno secreto nunca estuvieron satisfechos con
los sacrificios financieros que habían hecho al compartir el dinero con los
campesinos de América, y la situación nunca podría haber durado. Muchos autores
e historiadores coinciden hoy en que existe un plan operativo para destripar a
la clase media estadounidense. Su conclusión es correcta, pero muchos pasan por
alto la idea esencial, que es que el 1% superior no está robando el dinero de
la clase media actual, sino que está reclamando lo que siempre había sido suyo.
Su generosidad al compartir la riqueza con el campesinado, y crear así la clase
media de Estados Unidos, fue una anomalía impuesta a la fuerza que ahora están
revirtiendo al recuperar toda esa riqueza que aún reside en las clases media y
baja. En términos sencillos, quieren recuperar su dinero. Los planes para
acabar con toda esa felicidad campesina y la confianza en el futuro, y para
saquear todas esas cuentas bancarias de la clase media, ya se habían hecho
durante la década de 1970 y se promulgaron con una venganza cuando la FED de
EE.UU. diseñó la salvaje recesión a principios de la década de 1980. Y ese fue
el principio del fin. La crisis financiera de 2008, también diseñada por la
FED, fue la mitad del proceso. El final aún está por llegar, y el robo de
salarios es un método para acelerarlo.
Luego
tuvimos a Paul Krugman, en un artículo en el NYT el 2 de marzo de 2015:
"Luego está la historia. Resulta que la sociedad de clase media que teníamos no evolucionó como resultado de las fuerzas impersonales del mercado: fue creada por la acción política, y en un breve período de tiempo. Estados Unidos seguía siendo una sociedad muy desigual en 1940, pero en 1950 se había transformado gracias a una drástica reducción de las disparidades de ingresos, que los economistas Claudia Goldin y Robert Margo denominaron la Gran Compresión. ¿Cómo se produjo esto? Parte de la respuesta es la intervención directa del gobierno, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la autoridad gubernamental para fijar los salarios se utilizó para reducir las diferencias entre los mejor pagados y los peor pagados. En parte, sin duda, fue el fuerte aumento de la sindicalización. Otra parte fue la economía de pleno empleo de los años de la guerra, que creó una demanda muy fuerte de trabajadores y les permitió buscar un salario más alto. Lo importante, sin embargo, es que la Gran Compresión no desapareció tan pronto como terminó la guerra. Por el contrario, el pleno empleo y las políticas favorables a los trabajadores cambiaron las normas salariales, y una fuerte clase media perduró durante más de una generación. Ah, y las décadas posteriores a la guerra también estuvieron marcadas por un crecimiento económico sin precedentes”.
Me
parece sorprendente que Krugman sea tan ignorante sobre la historia económica
de su propio país. No sólo tiene datos erróneos, sino que su comprensión de los
acontecimientos parece preadolescente, en el mejor de los casos, y luego
termina trivializando con un comentario tonto uno de los acontecimientos económicos
más importantes de la historia de Estados Unidos: "Ah, y las décadas
posteriores a la guerra también estuvieron marcadas por un crecimiento económico
sin precedentes".
James
Petras clasifica esta época como La Gran Transformación, cuando el gobierno
estadounidense, la FED, los banqueros y las grandes multinacionales dieron su
alarmante giro ideológico hacia la extrema derecha. Como se verá más adelante,
fue entonces cuando la mano de obra se convirtió en desechable y el contrato
social entre empleador y empleado se cortó definitivamente junto con todas las
pretensiones de lealtad, pero esta destrucción del contrato social no fue
resultado de la recesión. Por el contrario, fue el propósito de la recesión
deliberadamente diseñada por Volcker para facilitar la reescritura unilateral
del contrato. Es importante entender que la severa contracción económica de
1983 no fue un desastre accidental resultante de las misteriosas fuerzas del
mercado; fue deliberadamente diseñada y ejecutada por las élites, por la FED
estadounidense y los banqueros judíos europeos dueños de la FED. Paul Volcker,
como presidente de la FED y actuando bajo instrucciones, indujo una recesión más
salvaje con la intención precisa de reescribir todo el paisaje financiero y
corporativo, así como para destruir el contrato social que había existido
durante cuarenta años.
Los
planes para destruir el contrato social de la posguerra y reconfigurar el
panorama económico se estaban elaborando y poniendo en práctica casi
inmediatamente después de que se escribiera el contrato. El economista Edwin
Dickens examinó los registros de las reuniones del Comité de Mercado Abierto de
la FED desde la década de 1950 hasta el presente, y su análisis demostró que
las acciones de la FED tenían como objetivo principal beneficiar al 1% superior
creando condiciones para que los trabajadores estuvieran más inseguros y, por
lo tanto, más conformes en términos de salarios y condiciones de trabajo.
Identificó repetidas ocasiones en las que la FED redujo deliberadamente la
oferta monetaria y el crédito inmediatamente antes de la expiración de los
principales contratos sindicales, con la intención de hacer bajar los salarios
y los beneficios durante las inminentes negociaciones. John Maynard Keynes
advertía al mundo sobre la FED y otros bancos centrales privados cuando escribió
"el objeto de la restricción del crédito es retirar a los empresarios los
medios financieros para emplear la mano de obra al nivel existente de salarios
y precios... intensificando el desempleo sin límite, hasta que los trabajadores
estén dispuestos a aceptar la necesaria reducción de los salarios monetarios
bajo la presión de los duros hechos." En otras palabras, guerra de clases.
Contrariamente a la propaganda y a la creencia popular, la política de la FED
estadounidense nunca ha sido una cuestión de disciplina monetaria, sino de
disciplina de clase a través del control del trabajo. Debería ser obvio que la
FED ejecutando políticas para mantener el pleno empleo sería contraproducente,
ya que sólo serviría para crear un conflicto de clases entre el capital y el
trabajo, al menos en el estilo de capitalismo depredador de Estados Unidos.
"La Reserva Federal sirve a las necesidades de los poderosos. Su papel es
proteger al capital contra los intereses del trabajo. Con el fin de mantener la
disciplina laboral, a la Junta de la Reserva Federal se le confía la tarea de
mantener un nivel de desempleo lo suficientemente alto como para mantener a los
trabajadores temerosos de perder sus puestos de trabajo."
Tras
su nombramiento como presidente de la Reserva Federal, Volcker anunció su
determinación de acabar con la inflación, pero su verdadera determinación era
romper permanentemente la espalda de los trabajadores. Volcker lanzó literalmente
una guerra de clases contra las clases trabajadoras medias y bajas de Estados
Unidos, con toda la intención de derramar sangre. Sus declaraciones sobre la
lucha contra la inflación -que la propia FED provocó, pero que ahora se
achacaba al trabajo- eran propaganda destinada únicamente a silenciar a las masas
y mantenerlas ignorantes del vil ataque que estaba planeando contra ellas. Su
primer acto fue estrangular la oferta monetaria hasta tal extremo que
inmediatamente sumió al país en la peor recesión económica desde la Gran
Depresión, y sólo se detuvo cuando todo el sistema financiero estadounidense se
vio amenazado. Durante toda esta sangría, el único interés de Volcker parecía
ser los términos de las demandas y acuerdos de los contratos laborales. Su única
determinación era que los salarios bajaran, declarando repetidamente que
"El nivel de vida del estadounidense medio tiene que bajar". Las élites
corporativas -el 1% superior y los banqueros- echaban cada vez más culpas
ficticias a los salarios nacionales, pero lo único que les impulsaba era la
codicia por el recuerdo de los beneficios desmedidos del pasado. Business Week
identificó inadvertidamente la naturaleza de guerra de clases de las acciones
de Volcker cuando declaró en un editorial: "Algunas personas tendrán que
conformarse con menos. Sin embargo, será una píldora difícil de tragar para
muchos estadounidenses: la idea de hacer con menos para que las grandes
empresas puedan tener más". Y esa fue toda la historia.
Michael
Mussa, director del departamento de investigación del FMI, elogió mucho el
enfoque de Volcker, escribiendo: "La Reserva Federal tenía que demostrar
que, cuando se enfrentaba a la dolorosa elección entre mantener una política
monetaria estricta para luchar contra la inflación y relajar la política monetaria
para combatir la recesión, elegía luchar contra la inflación. En otras
palabras, para establecer su credibilidad, la Reserva Federal tuvo que
demostrar su voluntad de derramar sangre, mucha sangre, la sangre de otras
personas". Y derramar "sangre ajena", lo hizo. Cuando Volcker
terminó, millones de puestos de trabajo en el sector de la manufacturización
habían desaparecido, los salarios habían caído un 30% o más, y el Medio Oeste
industrial nunca se recuperó. Otra flecha en su carcaj fue la desregulación,
destinada a bajar aún más los salarios y a quebrar la espalda de los
trabajadores estadounidenses. Como escribió un columnista, "Curiosamente,
el enemigo previsto de esta guerra -los trabajadores- no se mencionó en este
resumen, al igual que los daños colaterales a los agricultores y a los
latinoamericanos". ¿Pero qué habían hecho los trabajadores para que el
Estado los tratara como enemigos? ¿Eran culpables de algún acto malvado por
querer algo más que una miseria?" Cuando Obama comentó en un reciente
discurso que "a partir de finales de los años 70, el contrato social
comenzó a deshacerse", era plenamente consciente de las causas, pero
decidió no exponerlas.
Hubo
una vez una divertida serie de dibujos animados en EE.UU. titulada "El
Mago de la Id" en la que, en una de las viñetas, unos campesinos pobres
abordaban al Rey para preguntarle: "Creíamos que había declarado la guerra
a la pobreza", a lo que el Rey respondía: "Lo hice". Los
campesinos preguntaron entonces: "¿Por qué seguimos siendo pobres?",
a lo que el Rey contestó: "Porque habéis perdido". Y eso refleja
perfectamente el inicio de la Gran Transformación de Volcker. Y mientras el
proletariado se lamía las heridas y contemplaba su nueva proximidad a la
pobreza, la burguesía estadounidense, el 1% superior, tuvo el mismo éxito al
reutilizar esos salarios robados para fines más útiles. Esta es la razón por la
que el 1% superior acaparó prácticamente todas las ganancias de ingresos y
activos desde esa época, y por la que los salarios de los ejecutivos de las
empresas pasaron de ser diez veces superiores a los del trabajador medio a
varios cientos de veces ese nivel. Los directores generales que antes ganaban
300.000 dólares al año, ahora ganaban 20 millones de dólares, siendo a menudo
recompensados más por su incompetencia que por su capacidad. En lo que debería
ser una condena impresionante del capitalismo estadounidense, un estudio de
Michael Jensen, de la Graduate School of Business de Harvard, demostró que el
95% de los contratos de los directores generales proveían enormes
indemnizaciones, incluso para los ejecutivos culpables de fraude o malversación.
En un caso típico, tras anunciar que bajo su dirección Merrill Lynch había
perdido 8.000 millones de dólares en un trimestre, Stanley O'Neal fue
"despedido" con más de 160 millones de dólares en acciones, opciones
y otras prestaciones de jubilación. Y Warren Buffett dijo a sus accionistas:
"Ser despedido puede producir un día de pago particularmente abundante
para un director general. De hecho, puede "ganar" más en ese solo día,
mientras limpia su escritorio, que un trabajador estadounidense en toda su vida
limpiando retretes. Olvídese de la vieja máxima de que nada triunfa como el éxito:
Hoy en día, en la suite ejecutiva, la regla todo-prevalente es que nada tiene
tanto éxito como el fracaso".
Hasta
finales de la década de 1970, los estadounidenses tenían una vida mejor, ya que
su comodidad y seguridad financiera habían aumentado considerablemente, y los
ingresos familiares se habían duplicado o triplicado desde la agitación
revolucionaria de 1946. Luego, gracias a la FED estadounidense y a sus amigos y
propietarios, la fiesta se acabó. Los salarios cayeron, los ingresos de los
hogares se redujeron, la prosperidad se evaporó lentamente, y tanto la clase
media estadounidense como el sueño americano estaban en vías de extinción.
Pocos se dieron cuenta entonces de que la recesión de Volcker no era una anomalía
temporal como habían parecido otras recesiones; ésta era un asalto permanente y
continuo. John Kennedy era famoso por decir que la marea creciente levanta
todos los barcos, pero, como alguien escribió, esta vez "un número
creciente de barcos han estado encadenados al fondo". Y eso ha resultado
ser cierto. Desde entonces, la productividad ha aumentado notablemente,
mientras que los salarios han permanecido estancados e incluso han disminuido.
Los buenos puestos de trabajo han desaparecido cada vez más para ser
sustituidos por empleos mal pagados. Los beneficios se han recortado drásticamente
y el empleo se ha vuelto mucho menos seguro. Comenzó con la destrucción del
trabajo y la desregulación, continuó con la globalización y la subcontratación,
y avanzó hacia la financiarización y lo que llamamos "Wal-Martización"
y la economía de TaskRabbit*: la sustitución del empleo bien remunerado a
tiempo completo por la pobreza a tiempo parcial. A principios de la década de
1980, el Tratado de Detroit había sido derogado unilateralmente y la edad de
oro del trabajo había llegado a su fin.
"Si
los ataques de Volcker y Carter a los sindicatos fueron indirectos, los de
Reagan fueron totalmente frontales. En las elecciones de 1980, el sindicato de
controladores aéreos fue una de las pocas organizaciones laborales que apoyaron
la candidatura de Reagan. Sin embargo, no pudieron llegar a un acuerdo con el
gobierno, y cuando optaron por la huelga, violando la ley federal, Reagan los
despidió a todos. La represión sindical de Reagan fue rápidamente emulada por
muchos empleadores del sector privado". Y de hecho, prácticamente todas
las grandes empresas siguieron el ejemplo de Reagan forzando deliberadamente
las huelgas como herramienta para destruir sus sindicatos. Como señaló un
autor, "la era de la prosperidad ampliamente compartida había
terminado". Al igual que la lealtad corporativa. A principios de la década
de 1980, una encuesta del Conference Board reveló que la mayoría de los
ejecutivos estaban de acuerdo en la importancia de la lealtad de los empleados
y en que ésta debía ser recompensada, pero sólo diez años después, sólo el 5%
mantenía esta opinión. Jack Welch, director general de GE, fue citado diciendo:
"La lealtad a una empresa no tiene sentido", y dejó claro que en el
futuro su empresa recompensaría sólo a los accionistas y no a los empleados.
Bajo Reagan, la desregulación de los mercados corporativos y laborales pretendía
facilitar la destrucción de lo que podemos llamar el contrato social de
"trabajo para toda la vida" y eliminar por completo los sindicatos
del paisaje. Facilitó la transición hacia la externalización y la
desindustrialización final de la economía estadounidense, además de debilitar
gravemente la base de poder de la izquierda política. Todo esto tenía como único
objetivo resucitar el paisaje laboral esclavista de los años 20 y anteriores,
para convertir el mercado de trabajo estadounidense en una sociedad sin poder
de empleados por contrato, con trabajos esporádicos, de empleados de
TaskRabbit.
En
2013 Robert Kuttner escribió un artículo reflexivo e inteligente titulado “La
Economía TaskRabbit”, en el que describía la patética situación laboral de
Estados Unidos en la actualidad, la difícil situación de quizás 40 millones de
estadounidenses que se han visto reducidos a trabajos a tiempo parcial,
casuales, ocasionales y esporádicos para poder sobrevivir. En su artículo incluía
esta frase "Mientras tratamos de averiguar por qué Estados Unidos se está convirtiendo
en una economía de empleo cada vez más ocasional y cómo invertir esta
tendencia, más vale que acertemos con las respuestas a estas preguntas".
Lo siento por el Sr. Kuttner; mira, pero no ve. A pesar de todos los hechos a
los que se enfrenta, sigue queriendo creer que esta destrucción del trabajo en
Estados Unidos fue una especie de desafortunado accidente que su gobierno y sus
políticos quieren reparar desesperadamente. Pero la verdad es que no quieren
repararlo. Ellos lo causaron. Ellos lo provocaron. Querían que ocurriera, para
devolver el trabajo y el capital estadounidenses a la condición de antes de la
guerra; las recesiones inducidas por la FED, quizás especialmente las de 1983 y
2008, estaban destinadas a facilitar esta reversión. Esta transformación aún no
se ha completado; hay más por venir.
Basta
con echar un vistazo a la historia para darse cuenta de que los cambios han
sido demasiado drásticos y generalizados como para que hayan sido el resultado
natural de una simple recesión económica. Casi tan pronto como llegó la recesión
y millones de personas perdieron sus empleos y sus hogares, las grandes
empresas, como si tuvieran una orden, se lanzaron al proceso de despedir
repentinamente a millones de empleados y volver a contratarlos como
trabajadores por contrato. Esto no fue accidental, ni resultado de las
dificultades económicas y la necesidad; era parte del plan para volver al
estado de las relaciones capital-trabajo y la disparidad de ingresos de antes
de la guerra. Y tuvo éxito. El 1% superior ha acaparado prácticamente todas las
ganancias de ingresos desde 1980, mientras que al menos la mitad de la clase
media se ha empobrecido y ha descendido a la clase baja, con una disparidad de
ingresos planificada en América hoy en día aproximadamente equivalente a la de
muchas naciones de América Central y del Sur. Un columnista expuso
perfectamente la situación cuando escribió: "Sólo si la supresión del
poder del trabajo forma parte de la ecuación puede explicarse el declive
general de los buenos empleos en los últimos 35 años. Sólo si se tiene en
cuenta la disminución del poder de los trabajadores se puede entender por qué las
empresas estadounidenses, que disponen de más de 1,5 billones de dólares en
efectivo no gastados, han utilizado esos fondos para recomprar acciones y
aumentar los dividendos, pero casi universalmente no han considerado siquiera
la posibilidad de aumentar los salarios de sus trabajadores". Su evaluación
es 100% correcta.
Los
psicólogos saben que el temor -el miedo anticipado a un acontecimiento- puede
producir más ansiedad, y si se prolonga, puede ser incluso más perjudicial que
el propio acontecimiento. También saben que la pérdida de un trabajo es una de
las experiencias más dañinas para la psique humana, a menudo peor que un
divorcio o la pérdida de un miembro. En estos últimos casos, la psique se
recupera, aunque sea lentamente, y las víctimas vuelven a la normalidad. Pero
el desempleo conlleva más flechas con las que herir, siendo una de ellas la
degradación del estatus social y financiero. Los cónyuges y los hijos suelen
sufrir una angustia emocional desgarradora al perder su nivel de vida y el
nivel de consumo que habían disfrutado. Esto es especialmente cierto en la
sociedad cristiana, moralista y sentenciosa de Estados Unidos, donde se
idolatra a los "ganadores" y se desprecia a los
"perdedores". Richard Layard, un economista británico muy respetado,
escribió que el desempleo era un problema muy especial que "duele tanto
después de uno o dos años de desempleo como al principio". Lo que esto
significa es que si los trabajadores tienen en general un miedo -un temor- a
quedarse sin trabajo, cualquier descenso en las tasas de empleo acallará probablemente
su descontento. Se vuelven maleables y obedientes, sin quejarse.
Y,
por supuesto, este conocimiento psicológico no escapó a la atención de la FED
de EE.UU., y constituyó un pilar de la política económica de EE.UU. cuando Alan
Greenspan era presidente de la FED, hablando de lo que él llamaba el
"trabajador traumatizado", refiriéndose no a los desempleados sino a
los que tienen miedo al desempleo. Como informó Robert Woodward, Greenspan
consideraba que el trabajador traumatizado era "alguien que sentía
inseguridad laboral en la cambiante economía y, por tanto, se resignaba a
aceptar menores aumentos salariales". Había hablado con líderes
empresariales que decían que sus trabajadores no se agitaban y temían que puede
que sus habilidades que no fueran comercializables si se veían obligados a
cambiar de trabajo".
En
un testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos, Greenspan dijo sin rodeos
que "la tasa de aumento salarial siguió siendo notablemente inferior a lo
que las relaciones históricas con las condiciones del mercado laboral habrían
predicho. La contención atípica de los aumentos salariales es evidente desde
hace unos años y parece ser consecuencia principalmente de una mayor
inseguridad de los trabajadores." Fue debido a este miedo y al
consiguiente desmantelamiento del empleo estadounidense que los salarios se
estancaron, y que tanto los beneficios empresariales como la desigualdad de
ingresos se dispararon a tales alturas en EE.UU., de forma muy parecida a lo
que ocurrió a principios del siglo XX y durante la Segunda Guerra Mundial,
cuando los salarios se congelaron mientras los beneficios empresariales no lo
hicieron. Por supuesto, Greenspan no estaba ciego ante las causas del enorme
aumento de la disparidad de ingresos, pero evasivo y deshonesto como siempre,
afirmó que "No hay nada que la política monetaria pueda hacer para abordar
eso, y está fuera del alcance, en lo que a mí respecta, de los temas que
tratamos." Por supuesto, eso era una gran mentira, ya que no sólo la FED
era la principal responsable de la disparidad de ingresos, sino que creó deliberadamente
las condiciones para que se produjera. La disparidad masiva de ingresos en América
no fue un accidente. Fue un plan. De hecho, fue exactamente el mismo plan que
George Kennan esbozó en 1948 para los Estados Unidos frente a Asia y el mundo,
con los frutos del plan de disparidad de ingresos internacional de Kennan
fluyendo precisamente a la misma gente -el mismo 1%- como los frutos nacionales
de los planes de Volcker y Greenspan. Y al igual que en el siglo anterior a la
década de 1940, el gobierno estadounidense, impulsado por el compromiso con el
1% superior, utiliza su poder militar para suprimir la disensión. Hoy he traído
a la luz a las fuerzas policiales ligeras y al Departamento de Seguridad
Nacional en lugar de a los militares regulares, y a Occupy Wall Street en lugar
de a los mineros del carbón en huelga, pero todo lo demás es lo mismo.
En
esta nueva carrera hacia abajo, algunas partes de los Estados Unidos ya han
vuelto con éxito a las idénticas situaciones laborales que existían allí hace
100 o más años, siendo las granjas corporativas de Florida un ejemplo típico.
La agricultura de Florida, dominada por enormes empresas agroindustriales, es
una industria multimillonaria que requiere mucha mano de obra y se basa en la
explotación más despiadada de los trabajadores nacionales y extranjeros. La
jornada comienza a las 4:30 de la mañana e incluye al menos diez horas de
trabajo bajo un calor de más de 30 grados, con un trabajo agotador y la
exposición a niveles peligrosamente altos de pesticidas. Los trabajadores deben
pagar 50 dólares por noche para dormir en campamentos de esclavos infestados de
cucarachas y deben pagar elevados precios por la comida y otros productos
esenciales; trabajan bajo la supervisión de guardias armados y no se les
permite salir. Muchos de estos campos están rodeados de altas vallas coronadas
con alambre de espino, como en las cárceles, y muchos han sido azotados, violados
y amenazados de muerte si intentan abandonar los campos. Esta industria es, por
supuesto, ilegal, pero está muy extendida y es ignorada por el gobierno
estadounidense. También se ve exacerbada por empresas como Wal-Mart y las
grandes cadenas de supermercados, que utilizan despiadadamente su poder de
compra para rebajar los salarios y destruir las condiciones de trabajo. Con
circunstancias como estas que existen en tantas partes de los EE.UU. hoy en día,
no tenemos ninguna duda sobre los términos del nuevo contrato social en la América
de hoy.
Para
que no quede sin mencionar, Estados Unidos no ha sido el único país en el que
el gobierno estadounidense haya empleado estas tácticas en el pasado y todavía
las emplea libremente en la actualidad. Estados Unidos ha enviado a menudo a
sus militares a invadir otras naciones con el pretexto de defender la
democracia o "proteger los intereses estadounidenses", pero en
realidad ha utilizado a los militares estadounidenses para sofocar
violentamente las huelgas en las empresas estadounidenses en toda América
Central y del Sur, así como en Asia, e incluso en China. En otro lugar he
incluido una lista de intervenciones militares estadounidenses, que contiene
las razones oficiales de cada una de ellas, enumerando causas como
"proteger los intereses estadounidenses, reprimir la huelga de protesta
general de los civiles, combatir a los civiles durante las protestas
antiestadounidenses, reprimir las protestas empresariales antiestadounidenses,
controlar a los civiles antiestadounidenses, guerra contra los civiles para
proteger al dictador". Todo esto y más eran esfuerzos puramente
comerciales, con el 1% superior utilizando el poder público del ejército de los
EE.UU. como una herramienta privada, para imponer brutalmente lo que era
efectivamente el trabajo esclavo de las empresas estadounidenses propiedad de
estas mismas personas en docenas de naciones. Ya he escrito sobre las
afirmaciones del general Smedley Butler de que él y sus marines estadounidenses
estuvieron ocupados durante décadas actuando como gánsteres asesinos para el
capitalismo estadounidense y sus banqueros. A esto se refería. Fue por esta razón
por la que Estados Unidos comenzó a suministrar a sus cerca de 50 brutales
dictadores-marioneta armas de alta calidad y entrenamiento para la represión de
civiles, para ahorrarle al ejército estadounidense el gasto y la molestia de
invadir repetidamente esas naciones para sofocar las protestas laborales
civiles contra la inhumanidad de las multinacionales estadounidenses y los
banqueros internacionales. Esta es una forma más en la que Estados Unidos se ha
enriquecido: utilizando su ejército para imponer una virtual esclavitud a las
poblaciones trabajadoras de docenas de naciones pobres. Cuando escribí antes
que Estados Unidos "canibalizó" gran parte del mundo, esas palabras
no fueron elegidas a la ligera.
El Trabajo Infantil en América
Mineros: Vista de la trituradora Ewen de la Pennsylvania Coal Co. El polvo era tan denso a veces que oscurecía la vista. Este polvo penetraba en lo más recóndito de los pulmones de los muchachos. Una especie de negrero se coloca a veces sobre los muchachos, empujándolos o pateándolos para que obedezcan. South Pittston, Pensilvania.
Crédito de la imagen: https://rarehistoricalphotos.com/child-laborers-newsboys-1910/
Muchas
formas de trabajo infantil, incluyendo el contrato de servidumbre y la
esclavitud infantil, han existido a lo largo de la historia de Estados Unidos
hasta un pasado reciente, pero se generalizaron y organizaron a medida que la
industrialización llevó a las familias a las fábricas y talleres de las zonas
urbanas. Los propietarios de las fábricas solían preferir a los niños porque
eran más baratos, más manejables y menos propensos a la huelga. Los niños
constituían alrededor del 25% de la mano de obra manufacturera del noreste en
proceso de industrialización, y del 40% al 50% en las fábricas de algodón y
lana.
La
Revolución Industrial, tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos, dio lugar
al sistema de fábricas que William Blake calificó como "esos oscuros
molinos satánicos" que explotaban y oprimían a niños de hasta seis años.
Esos niños solían estar encerrados en las fábricas durante dieciséis horas al día
y sufrían terriblemente. Los niños estaban constantemente expuestos a productos
químicos industriales tóxicos y a metales pesados, lo que les provocaba pérdida
de visión, parálisis, enfermedades mentales y la muerte. Los que llegaban tarde
al trabajo o tenían una productividad insuficiente recibían con frecuencia
fuertes palizas. Su falta de madurez y experiencia, unida a una maquinaria
lamentablemente primitiva e insegura, y fomentada por el más cruel desdén de
los propietarios, dio como resultado innumerables cientos de miles de pequeños
cuerpos destrozados. Todos los días, manos y brazos de niños quedaban atrapados
en la maquinaria y eran arrancados. "A las niñas pequeñas a menudo se les
enganchaba el pelo en la maquinaria y se les arrancaba el cuero cabelludo desde
la frente hasta la nuca". Casi siempre, estos niños que resultaban heridos
o lisiados en las fábricas, eran sencillamente arrojados al exterior y se les
dejaba morir en las calles a causa de sus heridas. Como le gustaba decir a John
Foster Dulles, "Sólo hay dos tipos de personas en el mundo: Los cristianos
que creen en el capitalismo, y los de otro tipo".
A
finales del siglo XIX y principios del XX, muchos individuos y grupos sociales
intentaron presionar al gobierno estadounidense para que regulara o prohibiera
los peores excesos del trabajo infantil, normalmente sin éxito. Incluso en las
pocas ocasiones en que se aprobó una ley sobre el trabajo infantil, ésta fue
inmediatamente anulada. En 1916, el Congreso aprobó la Ley Keating-Owen como un
primer intento de controlar el trabajo infantil al prohibir el transporte
interestatal de productos elaborados en fábricas que empleaban a niños, y
restringió la jornada laboral a ocho horas. El Tribunal Supremo de EE.UU. no tardó
en declarar la ley "inconstitucional". El Congreso aprobó entonces
una segunda ley que gravaba fuertemente los beneficios de las fábricas que
empleaban niños, pero el tribunal, presionado por la Drexel Furniture Company,
también declaró rápidamente esta ley inconstitucional. Muchos grupos de mujeres
presionaron a Roosevelt para que pusiera fin a las tragedias del trabajo
infantil, pero Roosevelt fue una vez más fiel a sus raíces elitistas y no
estaba interesado por la reforma laboral. Sólo justo antes del comienzo de la
Segunda Guerra Mundial se aprobaron nuevas leyes laborales que contenían
algunas restricciones para el trabajo infantil. La mayoría de los historiadores
económicos han llegado a la conclusión de que el principal factor para la
reducción del trabajo infantil no fue la legislación laboral, sino el aumento
de los ingresos que permitió a las familias mantener a sus hijos fuera de la
fuerza de trabajo y enviarlos a la escuela en su lugar. En otras palabras, el
gobierno de EE.UU., controlado por su "gente invisible", no hizo nada
para prevenir o incluso aliviar las miserias del trabajo infantil, esta farsa sólo
cesó por una reducción no planificada de la pobreza que fue a su vez provocada
por el temor a otra revolución americana.
Los
barones del robo estadounidenses se resintieron amargamente de estas
restricciones, y fieles a sus raíces judeocristianas, recurrieron a Dios y a la
religión para defender sus beneficios. Afirmaban que la falta de trabajo
convertiría a los niños en herramientas ociosas del diablo y destruiría su
iniciativa y autosuficiencia. Muchas de estas empresas cooperaron en el montaje
de una gran campaña de propaganda en la que se instaba a todos los
estadounidenses a aceptar su "solemne responsabilidad ante el país"
para garantizar que nunca se permitiera la aprobación de leyes sobre el trabajo
infantil, alegando su intención de "salvar a los jóvenes de todas las
generaciones futuras de la decadencia moral y física bajo el dominio del mismísimo
diablo".
A
pesar de todo el ruido hipócrita que hace el Departamento de Estado de EE.UU.
sobre el trabajo infantil en las Américas o en Asia, el trabajo infantil sigue
siendo aún común en EE.UU. hoy en día. Kruse y Mahony realizaron recientemente
un estudio exhaustivo sobre el trabajo infantil actual en EE.UU. y estimaron
que, como mínimo, muchos cientos de miles de menores son empleados al año, al
menos algunos en ocupaciones peligrosas, trabajando más de 100 millones de
horas al año y cobrando casi 600 millones de dólares. Las explotaciones agrícolas
familiares siempre han aprovechado la mano de obra de la familia, e incluso los
más jóvenes contribuyendo con el esfuerzo que eran capaces de hacer. La mano de
obra era escasa y cara, y a menudo era necesaria una familia numerosa para
garantizar el suministro de mano de obra. Pero las explotaciones familiares no
son el problema que nos ocupa. Según las estimaciones actuales, alrededor del
10% de los trabajadores agrícolas de Estados Unidos son niños, la mayoría
empleados en la industria, y pocos de ellos trabajan en explotaciones
familiares. La mayoría de las explotaciones agrícolas de Estados Unidos son
propiedad de grandes empresas agrícolas que están muy mecanizadas y emplean
grandes cantidades de pesticidas y otros productos químicos. Los niños que
trabajan en estas granjas industriales suelen tener tan sólo siete u ocho años
y pueden trabajar entre 14 y 16 horas al día, siete días a la semana. Sólo
reciben breves descansos para comer y ni siquiera disponen de aseos o de agua
potable. El salario mínimo federal es de 7,50 dólares por hora, pero a estos niños
se les suele pagar tan sólo 2 dólares.
Uno
pensaría que cualquier conocimiento de esta historia pasada sería suficiente
para producirle repulsión a cualquier la idea de utilizar a niños pequeños como
trabajadores, pero aparentemente no. En 2011, la senadora estadounidense Jane
Cunningham, de Missouri, propuso la derogación total de todas las leyes sobre
trabajo infantil, al menos en su estado, permitiendo que incluso los niños
pequeños volvieran a las fábricas. Reveladoramente, su propuesta de ley
eliminaría toda autoridad gubernamental para inspeccionar los lugares que
emplean niños o para obligarlos a mantener registros de empleo. Su afirmación
es que esta ley "flexibilizaría una prohibición demasiado amplia del
trabajo infantil", y fingió hipócritamente que sólo quería "legalizar
el cuidado de los niños". Cuando esta mujer fue ampliamente atacada por su
repugnante propuesta, culpó de la "histeria" a la "desinformación
y la política".
Robo
de Salarios
La
teoría económica de la esclavitud continúa hoy en día en una práctica que ahora
denominamos "robo de salarios". He aquí el resto de la historia.
Durante 2014, el New York Times y otros medios de comunicación publicaron
varios artículos sobre lo que ahora se denomina robo de salarios, la práctica
empresarial de pagar de menos al personal, que da señales de convertirse en una
epidemia en Estados Unidos y que hoy afecta a los trabajadores de cuello blanco
mejor pagados, así como a los empleados por hora. Los métodos y tácticas
parecen estar limitados sólo por la imaginación de los empresarios, pero
incluyen pagar por debajo del salario mínimo legislado, obligar al personal a
trabajar horas extra, negarse a pagar las horas extras y robar las propinas del
personal de los restaurantes. Al parecer, muchos empresarios exigen al personal
que firme tarjetas de control de horas en blanco y luego introducen cifras
falsas de las horas trabajadas. En un caso denunciado, Google, Apple, Intel y
Adobe se vieron envueltos en una gran demanda antimonopolio por haberse
confabulado en un plan para no contratar al personal de los demás, con lo que
se redujeron gravemente los salarios de los ingenieros y otros empleados mejor
pagados de todo Silicon Valley, que afirman haber sido estafados con 3.000
millones de dólares en salarios perdidos.
Varios
departamentos gubernamentales de muchos estados y ciudades de Estados Unidos
han recuperado decenas de millones de dólares para algunos grupos de
trabajadores, pero las autoridades afirman que estas recuperaciones son una
parte minúscula del total existente, y que el robo de salarios puede ser el
mayor delito financiero continuado del país, que parece aumentar cada año. En
muchas empresas e industrias, los trabajadores declaran que se les obligó a
trabajar hasta 90 días seguidos, a menudo durante 70 horas a la semana, sin
pagarles las horas extras. Muchas empresas, entre ellas Fedex, afirman que sus
empleados son en realidad de contratistas independientes y, por tanto, no
tienen derecho a las horas extraordinarias ni, en muchos casos, a las
prestaciones legales. McDonalds y Wal-Mart aparecen de forma destacada en
algunas de estas demandas, pero la práctica está muy extendida en Estados
Unidos. En otro editorial de 2014, el New York Times escribía que el
crecimiento del empleo en EE.UU. era tan lento que la mayoría de los
economistas afirmaban que "se necesitaría hasta 2021 para reemplazar los
puestos de trabajo que se perdieron o que nunca se crearon en la recesión",
una situación social trágica, especialmente si se tiene en cuenta que los
beneficios de las empresas estaban en su punto más alto y que muchas de ellas
contaban con enormes reservas de efectivo. La productividad ha aumentado
sustancialmente mientras que los salarios, de hecho, han disminuido, una
condición que no ha sido causada por las "fuerzas del mercado" en
ningún sentido, sino más bien por un plan para aumentar los beneficios a
cualquier precio.
Tras
la salvaje recesión inducida por la FED a principios de la década de 1980, los
gobiernos occidentales, los banqueros internacionales y sus corporaciones
multinacionales se confabularon para reescribir el contrato social, tras lo
cual el robo de salarios se volvió desenfrenado y el ataque a la clase media ya
no se ocultó. Como ejemplo de los muchos que podría citar, una empresa regional
de telecomunicaciones de Canadá despidió sin previo aviso a unas 3.500
personas, el 30% de su plantilla. La empresa volvió a contratar a más de 3.000
de ellos en el trimestre siguiente, pero sólo como trabajadores por contrato,
con recortes salariales del 10% al 20%. Sin embargo, además de la reducción
salarial, la empresa ya no se hacía cargo de las vacaciones pagadas ni de los días
festivos legales, ni de las bajas por enfermedad ni de los costes de formación.
La empresa ya no era legalmente responsable de proporcionar las prestaciones
legales y, por tanto, evitaba los costes de las pensiones, la asistencia
sanitaria, el seguro de desempleo y mucho más. De un plumazo, la empresa redujo
su factura salarial total en un 50% o más, y esta enorme suma a los beneficios
corporativos extraídos enteramente de los bolsillos de los empleados.
Literalmente,
miles de empresas hicieron lo mismo con al menos una parte de su personal,
siendo ésta una de las principales razones por las que los beneficios
corporativos se dispararon tras la recesión y una de las principales razones
por las que las empresas occidentales están hoy sentadas sobre una pila de
efectivo combinada de billones de dólares. Esta avalancha de empresas que se
apresuran a contratar mano de obra (y a subcontratarla) fue un asalto no
disimulado a la clase media, con el único resultado posible (y por tanto una
clara intención) de empobrecer al 90% inferior y absorber todos los ingresos
para la sala de juntas. Y por supuesto, este fue de hecho el resultado. Desde
finales de los años 70 y principios de los 80, los ingresos reales en Estados
Unidos (y en otras naciones occidentales) han permanecido estáticos después de
la inflación, lo que significa que no ha habido aumentos salariales efectivos
durante unos 40 años. Antes de este tiempo, los salarios habían aumentado
constantemente con la productividad, este patrón era tan consistente que los
economistas lo enseñaban como una ley natural. Pero los banqueros y los
industriales derogaron esta ley en algún momento a finales de la década de
1970, y los salarios reales no han aumentado desde entonces a pesar de que la
productividad de EE.UU. había aumentado casi todos los años. Esto se debió en
gran parte a la desregulación de la industria financiera en Estados Unidos, que
permitió no sólo farsas como la de 2008, sino que abrió las puertas al desvío
de la riqueza de los trabajadores y de las empresas a las manos del 1% más
rico.
Las
empresas de trabajo temporal pueden cubrir una necesidad en el mercado laboral
de un país, ya que a menudo ocurre que las empresas de muchos sectores
requieren mano de obra adicional durante los periodos de vacaciones o de alta
demanda estacional. Los directivos de las empresas las aprecian porque con una
sola llamada telefónica pueden conseguir el número necesario de trabajadores
para un día, una semana o un mes. Pero los altos ejecutivos de las
multinacionales estadounidenses los aprecian por otras razones, la principal de
las cuales es que estos trabajadores temporales, por definición, sólo cobran
una tarifa por hora, a menudo el salario mínimo legal, pero, lo que es aún más
importante, no tienen derecho a la serie de prestaciones legales que incluyen
la asistencia sanitaria, las pensiones, el seguro de desempleo, los periodos de
preaviso de despido legislados, las bajas por embarazo y enfermedad, y muchos
otros requisitos similares. Muchas de las disposiciones legales sólo se aplican
al personal fijo, por lo que puede verse la tentación. Esta práctica laboral
estadounidense ha atraído cada vez más la atención de los gobiernos de muchos
países: la alarmante tendencia a subcontratar personal permanente a tiempo
completo a agencias de trabajo temporal, principalmente para evitar el coste de
pagar las prestaciones legales, pero también para eludir la responsabilidad de
una serie de otras acciones que, de otro modo, serían ilegales. Coca-Cola es
famosa por esta práctica estadounidense. En muchos países, tanto occidentales
como no, es ilegal contratar personal fijo a tiempo completo a través de
empresas de trabajo temporal o emplear mano de obra subcontratada para otros
puestos que no sean temporales. Pero si se cuenta con un abogado inteligente
que juegue con las normas, se puede encontrar la manera de fingir que se trata
realmente de empleados "temporales", y se les puede pagar mucho
menos, evitando toda responsabilidad por sus prestaciones sociales y legales.
Citando
un artículo del Huffington Post, (Les Leopold; 27/10/2015) 'El robo de salarios
llega a los Estados Unidos', El Instituto de Política Económica (EPI)
proporcionó una estimación nacional: "El robo salarial anual total de los
trabajadores de primera línea en las industrias de bajos salarios en las tres
ciudades se acercó a 3 mil millones de dólares. Si estos resultados en Nueva
York, Chicago y Los Ángeles son generalizables al resto de la mano de obra
estadounidense de bajos salarios, que son 30 millones, el robo de salarios está
costando a los trabajadores más de 50.000 millones de dólares al año". Y
esta conclusión se refiere sólo a los trabajadores de bajos salarios como los
dependientes de Wal-Mart, el personal de las cadenas de comida rápida y
similares; no incluye las pérdidas de la clase media que serían casi
infinitamente mayores. Se trata de un capitalismo de libre mercado que opera en
una nación no regulada, donde la inmensa destrucción social es obvia para
cualquiera que mire. El rasgo más revelador es que la antes amplia clase media
estadounidense ha desaparecido en su mayor parte, y más de la mitad de ella se
deslizó precipitadamente hacia la clase baja durante 2007-2008, cuando toda la
clase media estadounidense sufrió una pérdida media del 50% de sus activos
totales. Desde entonces han descendido muchos más que antes eran clase media,
una condición que parece permanente, creciente e irreversible. Uno de los métodos
cada vez más utilizados para afianzar esta condición social es la externalización
o reclasificación del personal como trabajadores por contrato o temporales,
despojándose las empresas de todo signo de responsabilidad social.
Muchas
empresas sobrepasan los límites de otras maneras, una de las cuales fue la
famosa garantía de Apple de "evasión de la garantía", en la que la
empresa cobraba regularmente a los clientes chinos alrededor del 50% del coste
original de un dispositivo, por reparaciones en garantía que se suponían
gratuitas. La empresa también hacía que las reparaciones fueran tan difíciles y
largas de obtener en las tiendas de Apple que muchos clientes pagaban sus
propias reparaciones en otras tiendas. Así que, con suerte, el "robo
salarial" puede extenderse incluso a los clientes de una empresa. Muchas
empresas hacen algo parecido al evitar las retiradas de productos, siendo la
industria del automóvil durante décadas notoria por ello, otra forma de
privatizar los beneficios y socializar las pérdidas. Tenemos los ejemplos clásicos
del Ford Pinto, del famoso interruptor de encendido de General Motors, de los
airbags de Takata y de las transmisiones defectuosas de Volkswagen en China, en
todos los casos relacionados con productos mal diseñados que podrían matar a
mucha gente pero que eran caros de arreglar. Me gustaría señalar aquí que en
toda la actividad de fusiones y adquisiciones que leemos, la rentabilidad de la
empresa que se adquiere es sólo una parte de la ecuación, y quizás sólo una
pequeña parte. La razón es que, además del posible robo de salarios del propio
personal de la empresa, hay un fondo mucho más grande de salarios para saquear,
el de la cadena de suministros de la empresa. Dado que el robo de salarios es
una fuente tan importante de beneficios empresariales hoy en día, cuanto más
larga sea la cadena de suministros de una empresa y más personas estén
empleadas en esa cadena, mayor será el potencial de beneficios. Apple es un
ejemplo ideal, porque la empresa tiene una larga cadena de suministros con un
millón y medio o dos millones de trabajadores, todos cuyos paquetes salariales
pueden ser saqueados, y esta fue la fuente de prácticamente todos los enormes
beneficios de Apple. Dudo mucho que sin este robo masivo de salarios Apple
hubiera tenido beneficios.
Hay
otros dos aspectos de este robo a los trabajadores, uno es el síndrome de
Wal-Mart de oposición violenta a los sindicatos, que ha afectado cada vez más a
la América corporativa a todos los niveles y que deja a la gran mayoría de los
trabajadores sin defensores y sin otra solución que las demandas colectivas que
rara vez tienen éxito. La otra es también una especialidad de Wal-Mart. En
EE.UU., Canadá y otros países occidentales, un trabajo a tiempo completo se
define generalmente como uno que consiste en 40 horas semanales, nivel en el
que los empleadores deben proporcionar una gama completa de beneficios que
incluye atención médica, pensiones, seguro de desempleo y otros elementos.
Wal-Mart define "tiempo completo" como 35 horas, con lo que evita
todo el coste de estas prestaciones legales que normalmente suponen al menos el
30% de los costes laborales. Quizá no haya indicación más clara que ésta de la
destrucción planificada del contrato social que era la base de la clase media
estadounidense y el único contribuyente al aumento del nivel de vida. El sueño
americano está verdaderamente muerto.
Otra
práctica, la de las prácticas no remuneradas, surgió tras el colapso financiero
de 2007 y se ha acelerado de forma alarmante en muchos sectores de Estados
Unidos. Con un mercado laboral estancado y pocas oportunidades de empleo para
los nuevos graduados universitarios en Estados Unidos, un número sorprendente
de grandes empresas conocidas han recurrido a estos trabajadores no remunerados
para cubrir puestos de trabajo vacantes. La normativa que regula las prácticas
es explícita pero se ignora. Por ley, los becarios deben recibir formación en
habilidades laborales, pero esto parece no ocurrir casi nunca, y los casos en
los que un becario consigue realmente un trabajo tras el periodo de prácticas
podrían contarse con los dedos de una mano. Según muchos medios de comunicación
e informes gubernamentales, el número de recién licenciados en estos puestos no
remunerados se cuenta por millones, por lo que muchos han formado sociedades de
prácticas para compartir sus experiencias.
Muchos
de estos jóvenes trabajan hasta un año sin cobrar, para ser despedidos al
final, lo que indica claramente que nunca ha existido la posibilidad de un
trabajo a tiempo completo. Todo esto es un indicio más de la guerra de clases
que existe hoy en día en EEUU, una prueba de la destrucción del contrato social
y de la continua marginación del trabajo. Todo indica que esta situación seguirá
acelerándose. Dado que la economía estadounidense, después de casi diez años,
no ha mostrado signos de recuperación, existen pocas esperanzas de mejora y, de
hecho, este destrozo del trabajo se ha convertido en una especie de movimiento
social que sigue cobrando impulso y que bien podría convertirse en la norma
aceptable. Es interesante observar que el famoso (o infame, por sus prácticas
de "tierra quemada") General Sherman, un líder de la guerra civil
estadounidense, escribió a finales de 1800 que "pronto llegará una
contienda armada entre el Capital y el Trabajo. No se opondrán con palabras,
argumentos y votos, sino con disparos y proyectiles, pólvora y cañones. Las clases
mejores están cansadas de los aullidos insensatos de los estratos inferiores, y
pretenden detenerlos".
Las
multinacionales norteamericanas están exportando con entusiasmo sus patológicas
prácticas laborales a otras naciones, dejando a las autoridades gubernamentales
luchando por moderar los daños y crear una legislación adecuada para hacer
frente a esta inesperada avalancha. Al igual que en EE.UU., sus estafas de robo
de salarios parecen estar limitadas sólo por su imaginación. Una de las prácticas
laborales más comunes e injustas entre las empresas estadounidenses en China es
realizar la contratación en las ciudades más pequeñas del centro del país,
donde los niveles salariales son comparativamente bajos, y luego colocar a los
nuevos contratados en los centros más grandes, como Shanghai o Guangzhou, donde
los costes de vida (y los salarios) son mucho más altos. Otra práctica
estadounidense en China que ha atraído cada vez más la atención del gobierno es
la subcontratación de personal permanente a tiempo completo a agencias de
trabajo temporal, principalmente para evitar el coste de pagar las prestaciones
legales. Coca-Cola es famosa por esta práctica, ya que algunos de sus empleados
"temporales" llevan diez o más años en el mismo puesto. Un empleado
de Coca-Cola relató que, justo antes de que entrara en vigor la nueva legislación
laboral china, "nos convocaron a una reunión... sin previo aviso, y nos
dijeron que iban a externalizar nuestros puestos de trabajo y entregarnos a un
tercero. Ya no seríamos empleados de Coca-Cola".
También
se les informó de que sus ingresos se habían reducido a la mitad tras el
traslado a la agencia de terceros. Schering-Plough, filial de la estadounidense
Merck Pharma, hizo lo mismo, y en un momento dado despidió a todo su personal
en Shanghai y lo trasladó a una agencia de trabajo temporal con una supuesta
reducción del 70% del salario. Naturalmente, la mayoría del personal renunció,
pero la empresa persistió. Muchas empresas han adoptado estrategias similares
en un intento de reducir los sueldos y salarios a un nivel de subsistencia,
evitando al mismo tiempo el pago de prestaciones legales (legisladas) como la
asistencia sanitaria y el seguro de desempleo. El procedimiento habitual de las
multinacionales estadounidenses en muchos países es despedir a todos sus
empleados y entregarlos a una empresa de trabajo temporal. El personal sigue
trabajando en el mismo lugar para la misma empresa, haciendo los mismos
trabajos, pero ya no son empleados de la empresa, siendo ahora contratados por
la empresa de trabajo temporal que paga salarios mucho más bajos y por ley no
es responsable de las prestaciones legales, reduciendo así la factura laboral
hasta en un 50%. La práctica de proporcionar mano de obra permanente a través
de agencias de trabajo temporal es ilegal en la mayoría de los países, ya que
es obviamente una estafa, pero muchas empresas ignoran las leyes. Si se juega
con las reglas, se puede encontrar la manera de fingir que se trata realmente
de empleados "temporales", y se les puede pagar mucho menos evitando
toda responsabilidad por su bienestar y prestaciones, y su maltrato.
Las
empresas americanas de comida rápida como KFC, McDonald's y Pizza Hut llevan
muchos años pagando incorregiblemente a su personal sólo el 60% del salario mínimo
legislado, alegando repetidamente leyes poco claras y repitiendo
frustrantemente estas ilegalidades en miles de locales a pesar de las órdenes
judiciales y las multas. Hemos leído sobre Apple, Nike y otras empresas
estadounidenses que subcontratan su fabricación con márgenes tan estrechos que
garantizan salarios de hambre a millones de trabajadores en toda Asia. La
empresa estadounidense P&G ha sido acusada en repetidas ocasiones de
obligar a su personal temporal a trabajar jornadas de 12 horas sin pago de
horas extras, y de ejercer una fuerte presión sobre el gobierno nacional de
China en contra del establecimiento de normas laborales mínimas. La Cámara de
Comercio estadounidense, AmCham, una de las organizaciones más estrictamente
antisociales del mundo, es conocida por hacer lo mismo. Mientras tanto, las ONG
estadounidenses como Human Rights Watch regañan a Nike o a Coca-Cola por
utilizar lo que llaman "mano de obra esclava", mientras Nike y
Coca-Cola fingen que no tenían ni idea pero que lo comprobarán inmediatamente.
Y así ha continuado la historia durante generaciones.
Yum,
KFC, Pizza Hut y McDonald's son tan conocidos como Coca-Cola por encontrar
todas las formas posibles de pagar menos a sus empleados. Esto es especialmente
cierto, y especialmente irritante, en China, donde KFC obtiene la mitad de sus
beneficios mundiales con un volumen de ventas que es la mitad del de Estados
Unidos. El personal a tiempo parcial está especialmente explotado, ya que tanto
KFC como McDonald's sólo pagan el 60% del salario mínimo de China, y se empeñan
en culpar a la "falta de claridad de la normativa" mientras siguen
violando las leyes. Los críticos estadounidenses se quejan de que las empresas
de EE.UU. son señaladas por este tipo de atención mediática, pero el hecho es
que las empresas estadounidenses llegaron a China presumiendo de sus altos estándares
y su alta calidad, de emplear las "mejores prácticas internacionales"
y de ser generalmente superiores en todos los aspectos, y luego demostraron ser
las menos honestas y más depredadoras de todas las empresas.
Y
no sólo Coca-Cola, Apple y Nike se aprovechan de los indefensos. La mayoría de
las empresas estadounidenses hacen lo mismo, incluidas muchas que generalmente
se consideran de cara limpia, empresas como P&G, Disney, Mattel, todas las
cuales proclaman la inocencia y la virginidad mientras las drásticas
situaciones laborales no cesan. Una gran variedad de juguetes estadounidenses
fabricados y promocionados en China, como Fisher Price, Barbie, Toy Story, los
coches Matchbox, Thomas the Tank Engine, Hot Wheels, Transformers, Cars 2, se
producen en circunstancias similares. Un representante de la SACOM declaró:
"Los consumidores nunca podrían esperar que los encantadores juguetes que
alegran a los niños se fabriquen en condiciones tan deplorables", y pidió al
público en general que transmitiera en términos gráficos la repugnancia de sus
acciones a estas empresas estadounidenses, y que exigiera medidas correctivas.
También recomendaron a los padres que se negaran a comprar cualquiera de estos
productos de marca estadounidense hasta que estas empresas aceptaran la
responsabilidad de sus acciones y adoptaran prácticas laborales humanas. Y en
una respuesta verdaderamente ofensiva, la llamada "Fundación para el
Cuidado del Consejo Internacional de la Industria del Juguete", apología
de la industria juguetera estadounidense, dijo: "... nos negamos a aceptar
las declaraciones sensacionalistas y mediáticas de cualquier grupo... La pura
verdad es que los trabajadores de muchas fábricas de juguetes en China están
mejor ahora que antes ..." Mentiras tan grandes deberían ser castigadas
con la flagelación pública.
Las
violaciones laborales cometidas por las empresas estadounidenses son legión, y
consisten no sólo en una mezquindad institucionalizada, sino en una astucia que
yo calificaría de patológica. A menudo se obliga a los empleados a firmar un
documento "voluntario" en el que aceptan trabajar mucho más allá de
las horas extraordinarias máximas legisladas, y a menudo sin remuneración. El
personal ha testificado con frecuencia que se les obliga (e incluso se les
ofrece dinero) a mentir y dar respuestas engañosas en las auditorías de las fábricas
por parte de los funcionarios del gobierno, y se les amenaza con castigos severos
por no hacerlo. Una investigación descubrió que los empleados que fabricaban
productos estadounidenses trabajaban seis días a la semana, con hasta 288 horas
al mes, y en muchos otros casos una semana obligatoria de siete días durante
los periodos de máxima actividad, y que las empresas pagaban muy por debajo del
salario mínimo. Los investigadores afirmaron que los empleados que habían
intentado concienciar sobre los abusos e inspirar a sus compañeros para que
lucharan por sus derechos, fueron despedidos inmediatamente. Sacom continuó:
"Mattel, Walmart y Disney, las renombradas empresas jugueteras, siempre
afirman que cumplen estrictamente las leyes locales y se adhieren a sus
respectivos códigos de conducta. Las rampantes violaciones en Sturdy Products,
que incluyen horas extras excesivas, salarios arbitrarios, multas punitivas
injustas, trabajo infantil y negligencia en la salud laboral, demuestran que
las promesas son declaraciones vacías. No hay ningún mecanismo de cumplimiento
efectivo ni remedios para los trabajadores". Y sin embargo, al igual que
Apple y Nike, estas empresas obtienen beneficios de estos mismos productos por
valor de cientos de millones de dólares.
Las
empresas estadounidenses son famosas en todo el mundo por presionar a los
gobiernos locales para que no establezcan normas sanitarias, laborales,
medioambientales o de otro tipo que puedan interferir en su rentabilidad,
recurriendo a menudo al poder político del Departamento de Estado para
intimidar a los gobiernos locales para que flexibilicen las normas o eviten el
enjuiciamiento de los ejecutivos de las empresas estadounidenses. Los
ejecutivos y la dirección de Coca-Cola, en particular, presionan a los
gobiernos de todo el mundo para intentar impedir o desbaratar la legislación
laboral y salarial, además de presionar e interferir en las leyes
medioambientales. Estos problemas existen en todas las naciones, pero los países
subdesarrollados son los más afectados por una legislación inadecuada y por el
poder de presión política y de soborno de estas empresas. No han faltado
informes de que los ejecutivos de Coca Cola, como práctica comercial habitual,
suelen sobornar a funcionarios y políticos locales para que pasen por alto las
infracciones y les den una sanción efectiva para infringir las leyes. Los
ejecutivos de P&G han sido acusados en repetidas ocasiones por las
organizaciones sindicales de violaciones laborales, como obligar a los
empleados "temporales" a trabajar 12 horas diarias, y los ejecutivos
de la empresa merecen ser expuestos y condenados públicamente por su presión
sobre los funcionarios del gobierno chino en contra del establecimiento de
normas laborales mínimas en China. Starbucks, en el Reino Unido, fue objeto de
una tormenta mediática que reveló una asombrosa ira contenida dirigida a la
empresa por su propio personal, que implicaba cambios obligatorios en sus
contratos de trabajo que reducirían o eliminarían muchos de los beneficios del
personal, incluyendo las pausas para el almuerzo y la eliminación de los días
de enfermedad del personal y las prestaciones por maternidad. Los trabajadores
afirman que se les presentó un nuevo contrato y se les ordenó firmarlo o ser
despedidos.
Coca-Cola
Los
ejecutivos y la gerencia de Coca-Cola han sido acusados durante mucho tiempo de
maltratar a los trabajadores en sus plantas embotelladoras, de pagar mal a los
empleados, de obligar a hacer muchas horas extras no pagadas, de golpear a los
empleados que reclaman sus salarios, y de recurrir a menudo a la extorsión, a
las amenazas físicas y de otro tipo, e incluso al asesinato, para evitar que
los empleados formen sindicatos para protegerse. Los representantes de
Coca-Cola en Centroamérica tienen fama de contratar sicarios para matar a
cualquiera que intente formar un sindicato en una planta de Coca-Cola. Y al
igual que en China, la empresa no reconoce ninguna responsabilidad por las
acciones de sus "agentes". Las pruebas de estas afirmaciones existen
en muchos países, incluida China. Si quiere algo que le abra los ojos, haga una
búsqueda en Internet con la frase "embotellar coca cola y derramar
sangre". Por una buena razón, Coca-Cola es una de las cuatro empresas más
boicoteadas del mundo. Sudamérica y Centroamérica se encuentran entre las
peores zonas, recogidas en un libro que Mark Thomas publicó en 2009, titulado
"Eructar al diablo: Aventuras globales con Coca-Cola".
En
El Salvador, además de abusar de los trabajadores, Coke ha estado explotando a
los niños utilizándolos para trabajos peligrosos en los campos de caña de azúcar.
Este asunto fue documentado por primera vez por Human Rights Watch, con algunas
imágenes devastadoras mostradas en un documental de la BBC. En Estados Unidos,
Coca-Cola se ha visto expuesta a numerosas demandas por discriminación racial
en relación con los salarios, los ascensos y las evaluaciones de rendimiento.
El New York Daily News informó de una demanda en la que el personal afirmaba
que trabajar para Coca-Cola era como estar en un "pozo negro de
discriminación racial". La empresa también ha sido objeto de litigios por
robo de salarios, con una importante demanda colectiva en la que se afirmaba
que la dirección de la empresa se negaba a pagar las horas extraordinarias,
entre otras infracciones laborales. Hace unos años, la empresa se vio obligada
a pagar casi 200 millones de dólares en el mayor acuerdo de la historia de
Estados Unidos por violaciones de discriminación racial.
En
2001, Human Rights Watch y United Auto Workers presentaron una demanda en Miami
contra la empresa Coca-Cola y varios de sus socios colombianos por una serie de
asesinatos de dirigentes sindicales y por llevar a cabo "una campaña
continua de intimidación, terror y asesinato". Los ejecutivos de Coca-Cola
en Colombia han sido acusados de "prácticas laborales ilegales
desenfrenadas, técnicas de intimidación, despidos injustos y ataques físicos".
En la demanda, el sindicato afirmaba que al menos seis de sus dirigentes habían
sido asesinados por escuadrones de la muerte, que, según afirma, trabajaban en
secreto para los directivos de las plantas locales de Coca-Cola. Este problema
no es nuevo. Hace más de 20 años, los dirigentes sindicales se quejaron a los
altos ejecutivos de Coca-Cola de que los directores de sus plantas empleaban a
escuadrones de la muerte. En una ocasión, unos asesinos a sueldo mataron a
tiros al dirigente sindical durante las negociaciones del contrato y luego
incendiaron el local del sindicato para intentar matar a todos los
trabajadores. Cuando esto fracasó, los asesinos volvieron a la fábrica de
Coca-Cola, reunieron a todos los trabajadores a punta de pistola y les
ordenaron que o renunciaban al sindicato o los mataban.
Todos
los trabajadores dimitieron. Hay otro hecho que merece la pena destacar: La
demanda antes mencionada se presentó contra la empresa Coca-Cola y sus
embotelladores y socios en Colombia, pero, en otro recordatorio de la
independencia de los tribunales y el poder judicial de EE.UU., y como
testimonio de que EE.UU. sigue el "estado de derecho", el
Departamento de Estado de EE.UU. y el Departamento de Justicia intervinieron en
el caso y convencieron al juez para que liberara a Coca-Cola de la demanda,
permitiéndole proceder sólo contra los socios colombianos. Y para que se
aprecie plenamente, no sólo el alcance del apoyo recibido por los ejecutivos de
Coca-Cola para estos asesinatos de líderes sindicales por parte de escuadrones
de la muerte, sino también una apreciación de la profundidad de la depravación
de los empresarios estadounidenses en general, escuchen al Presidente de la Cámara
de Comercio de Estados Unidos: "¿Por qué debemos preocuparnos por los
escuadrones de la muerte? Se están cargando... a nuestros enemigos. Yo les daría
más poder. Diablos, les daría algunos cartuchos si pudiera, y a todos los demás
también ... ¿Por qué debemos criticarlos? Escuadrón de la muerte, estoy a
favor". Siéntase libre de sacar las conclusiones que crea oportunas.
Un
columnista escribió que los ejecutivos de Coca-Cola tienen "un historial
laboral que avergüenza incluso a la mayoría de las empresas
multinacionales". En Guatemala y Colombia, existen pruebas fehacientes de
que la empresa Coca-Cola ha apoyado activamente los asesinatos de activistas
sindicales por parte de los paramilitares en las plantas embotelladoras
gestionadas por sus filiales y contratistas a lo largo de los años. En México,
El Salvador y otros países también ha habido amplias acusaciones de que la
empresa utiliza la fuerza de los paramilitares para impedir la sindicalización
y mantener a los empleados a raya." Los ejecutivos de Coca-Cola dijeron
que no podían ser considerados responsables de los asesinatos porque las
plantas no estaban directamente bajo su control, pero el sindicato declaró que
"Coke tiene [una] inversión financiera en las embotelladoras y tiene una
relación de trabajo con ellas." Un abogado de alto nivel del Fondo
Internacional de Derechos Laborales dijo: "No hay duda de que Coca-Cola
conocía y se beneficiaba de la represión sistemática de los derechos sindicales
en sus plantas embotelladoras en Colombia..." En ese momento, la portavoz
de Coca-Cola, Lori Billingsley, negó que la empresa Coca-Cola empleara
escuadrones de la muerte para impedir la formación de sindicatos, y dijo que
las acusaciones legales presentadas por el sindicato "son completamente
falsas y no son más que un esfuerzo descarado para generar publicidad
utilizando el nombre de nuestra empresa". Pero estos hechos generaron una
amplia campaña de "Boicot a Coca-Cola" que de todos modos le obligó a
la empresa a pagar 10 millones de dólares.
De
todas partes del mundo surgen historias de horror sobre el abuso de los
trabajadores por parte de la dirección de Coca-Cola. En 2013 o 2014, hubo un
gran escándalo reportado en la prensa mexicana de que Coca-Cola obligó a todos
sus empleados a renunciar a sus puestos de trabajo -muchos de ellos a punta de
pistola- porque acordaron formar un sindicato. Los empleados fueron
recontratados al día siguiente, pero ya no eran miembros del sindicato y era
poco probable que llegaran a serlo. En aquel momento, el presidente de México
era el antiguo presidente de Coca-Cola. Es interesante que las noticias sobre
esta extorsión criminal inundaron los medios de comunicación mexicanos, pero
luego desaparecieron totalmente en uno o dos días. No se puede encontrar en
ningún sitio web de Estados Unidos, Google no tiene registro de ello, e incluso
los sitios de noticias originales de México lo perdieron. Eso es influencia.
Los estadounidenses se quejan de la censura de China, pero es mucho peor en los
Estados Unidos porque todos estos eventos están totalmente censurados y los
estadounidenses no saben lo que no saben.
En
Turquía, los trabajadores de una planta embotelladora de Coca-Cola en Estambul
fueron despedidos de inmediato por haberse afiliado a un sindicato, por lo que
organizaron una huelga pacífica de brazos caídos frente a las oficinas
principales de Coca-Cola, muchos de ellos con sus cónyuges e hijos, e hicieron
que los dirigentes sindicales se reunieran con los ejecutivos de la empresa
para organizar su reincorporación. Sin embargo, mientras los directivos de
Coca-Cola se reunían con los líderes sindicales, ordenaron a la policía
antidisturbios turca que atacara a los trabajadores, dejando a cientos de
personas gravemente golpeadas y requiriendo hospitalización. Hay demandas
pendientes. Los directivos de Coca-Cola hicieron lo mismo en la India, al menos
en varias ocasiones en las que se llamó a la policía para que reprimiera
brutalmente las manifestaciones públicas contra la empresa Coca-Cola. En un
caso, 500 personas se manifestaron a las puertas de una fábrica de Coca-Cola
para exigir el cierre de la planta, y fueron atacadas por una enorme horda de
guardias de seguridad de Coca-Cola ayudados por la policía local. Se ha leído
sobre el uso persistente de "mano de obra" subcontratada por parte de
Citibank en Indonesia, en este caso utilizando matones y matonas para intimidar
a los clientes morosos mediante la aplicación de violencia física, y en al
menos un caso golpeando a un cliente hasta la muerte. Coca-Cola está esencialmente
cortada por el mismo patrón, e incluso utiliza la misma marca de matones y
matonas, con la diferencia principal de que las palizas no se llevan a cabo en
las instalaciones de Coca-Cola para mantener a los ejecutivos de la empresa un
paso más lejos de la horca. Hay muchas empresas multinacionales estadounidenses
que encajan en este molde.
Wal-Mart
En
EE.UU. y Canadá, y en la mayoría de los países occidentales, el empleo "a
tiempo completo" significa normalmente una semana de 40 horas, y para sus
trabajadores a tiempo completo, las empresas deben proporcionar y pagar una
gama completa de beneficios legales que incluyen el seguro de desempleo, las
pensiones, la atención médica, etc. Sin embargo, los informes indican que
Wal-Mart, en todas sus sedes, sólo proporciona 30 o 35 horas de empleo semanal,
mientras que sigue refiriéndose inexactamente a estos puestos de trabajo (y al
personal) como de jornada completa, algo que, por supuesto, no es así. La
ventaja para Wal-Mart de proporcionar menos de las horas mínimas legisladas es
que legalmente estos empleados se clasifican oficialmente como "a tiempo
parcial" y por lo tanto no tienen derecho a beneficios. Dado que estos
requisitos legales suponen un coste adicional del 30% al 35% de la nómina que
la empresa evita, este inmenso robo salarial se suma a los beneficios
empresariales. Wal-Mart también tiende a pagar sólo el salario mínimo legal, o
lo menos posible en cada localidad. Para muchas personas, esto está por debajo
del nivel de pobreza, lo que significa que el personal de Wal-Mart llamado
"a tiempo completo" debe depender de los cupones de alimentos,
Medicaid y la asistencia social del gobierno estadounidense para sobrevivir.
Wal-Mart también tiene la costumbre de tomar represalias contra los
trabajadores que se atreven a denunciar, ya que muchos gerentes de tiendas y
otros miembros del personal declararon que sus horas de trabajo se habían
recortado drásticamente después de presentar quejas sobre la empresa.
Wal-Mart
empezó con una sola tienda en Rogers (Arkansas) en 1962 y se expandió rápidamente
hasta convertirse en una cadena de tiendas. En aquella época, el salario mínimo
federal de EE.UU. era de 1,15 dólares por hora, pero Sam Walton pagaba a su
personal sólo la mitad de esa cantidad. Cuando se enfrentó al gobierno, Walton argumentó
que la ley sólo se aplicaba a las empresas con más de 50 empleados y afirmó que
cada una de sus tiendas era una entidad comercial independiente. El
Departamento de Justicia y los tribunales rechazaron la explicación
autocomplaciente de Walton y se le impuso una fuerte multa por violar la ley
federal. Pero eso no detuvo a Walton en su descabellada determinación de
asegurarse de que su personal cobrara lo menos posible en cualquier
circunstancia. En las operaciones de venta al por menor, los costes de las nóminas
suelen rondar entre el 10% y el 12% de las ventas, pero los directores de las
tiendas de Wal-Mart -si quieren seguir siendo directores- se ven obligados a
mantener los gastos de las nóminas en torno al 5,5%, y rara vez más. En los
casos en los que Wal-Mart se ve sometido a una presión política extrema o de
otro tipo para aumentar los salarios, la empresa subcontrata a sus empleados a
las llamadas agencias de trabajo temporal, con lo que se reducen aún más los
salarios y se evita de nuevo el pago de cualquier prestación legal. Sam Walton,
sus sucesores y todos los ejecutivos de la empresa se oponen violentamente a
los sindicatos porque obligarían a la empresa a pagar salarios más altos y a
proporcionar prestaciones, y la empresa ha tenido un gran éxito en impedir su
formación. Un informe de los medios de comunicación señaló que "cuando los
carniceros de un establecimiento de Texas votaron a favor de [formar un]
sindicato, Wal-Mart eliminó el departamento de carne en esa tienda y en todas
las demás tiendas de Texas y los seis estados circundantes".
En
un caso en Canadá, en el que la empresa no pudo evitar que los empleados
formaran un sindicato en una tienda recién inaugurada, Wal-Mart cerró inmediatamente
la tienda, alegando "malas ventas". En ambos casos, el mensaje era
claro: forma un sindicato y pierdes tu trabajo. Después de ser testigo de la
destrucción social infligida por los métodos inhumanos de Wal-Mart en las zonas
rurales de Estados Unidos, la empresa había sido bloqueada por los políticos y
los sindicatos para abrir tiendas en las zonas urbanas del país. Por ello, fue
una sorpresa que Washington DC accediera a permitir la construcción de cinco
tiendas Wal-Mart (a pesar de la poderosa objeción de la mayoría del público),
con la condición de que la empresa abriera dos de esas tiendas en los distritos
pobres de la ciudad, donde escasea el comercio minorista. Wal-Mart construyó tres
tiendas en zonas acomodadas, pero luego incumplió el acuerdo y se marchó,
alegando que no serían rentables. En privado, los miembros del gobierno de la
ciudad declararon que los ejecutivos de Wal-Mart les confiaron que las nuevas
leyes propuestas para aumentar el salario mínimo de la ciudad "impondrían
efectivamente un enorme impuesto" a la empresa. Los legisladores de la
ciudad propusieron además legislar un horario mínimo para el personal a tiempo
completo y exigir a los empresarios de DC que proporcionasen bajas médicas.
Dado que la biblia de los beneficios de Wal-Mart consiste casi exclusivamente
en el robo de salarios, la empresa violó un acuerdo legal y aparentemente
amenazó con cerrar sus tres nuevas tiendas si la ciudad seguía adelante con su
legislación sobre el salario mínimo. Considere a la luz de esto, las
afirmaciones de los ejecutivos de Wal-Mart de que se adhieren a todas las
regulaciones laborales en las jurisdicciones en las que la empresa opera.
Uno
de los resultados de esta política es que la entrada de Wal-Mart en una nueva
zona expulsa a todos los competidores con salarios más altos, lo que obliga al
cierre de tiendas o a la quiebra y al abandono del territorio, o les obliga a
bajar sus salarios al nivel de Wal-Mart o incluso por debajo, para poder
sobrevivir. El efecto evidente es que la presencia de la empresa hace bajar
todos los salarios de la región en pocos años, efecto que no se limita a la
comercialización de comestibles o al comercio minorista. Se han hecho muchos
estudios para demostrar adecuadamente este punto. Parte de la razón por la que
este efecto "Wal-Mart" está tan extendido se debe a que la empresa
controla una parte tan importante del panorama de la venta al por menor y de
los comestibles en EE.UU., lo que le permite forzar reducciones de precios de
los proveedores en toda su cadena de suministro, con el resultado de que los fabricantes
y distribuidores se ven obligados a reducir sus propios salarios para seguir
siendo solventes, y muchos se ven obligados a trasladar la fabricación a
lugares de menor coste en otros países. Así, el efecto neto de la aparición de
un Wal-Mart en una zona es el empobrecimiento de todo el paisaje por la
destrucción de empleos bien remunerados.
En
su publicidad, Wal-Mart presume de sus bajos precios, pero éstos tienen un alto
coste para los proveedores y un coste aún mayor para su personal. La empresa es
famosa por enviar equipos de contables y expertos en eficiencia a una fábrica
(no sólo en EE.UU., sino en fábricas de China y otros países), para buscar
cualquier cambio o mejora posible en un proceso de fabricación para que una fábrica
pueda producir productos para Wal-Mart a un coste menor. Pero la fábrica no se
beneficia de estos costes de fabricación más bajos; todos ellos deben
repercutirse a Wal-Mart. La empresa tiene la reputación de golpear a los
proveedores con un palo para obtener cada décima de céntimo de reducción en el
precio, empujando a los proveedores contra la pared, forzando márgenes de
beneficio que son muy estrechos, y asegurando que ningún proveedor de Wal-Mart
podrá pagar jamás salarios decentes a sus trabajadores. Al final, cualquier persona
que dependa de Wal-Mart, ya sea para obtener puestos de trabajo o pedidos,
tendrá pocas probabilidades de salir de la pobreza, ya que las prácticas de la
empresa inevitablemente borran todos los beneficios en todas las partes de la
cadena de suministro, y los aspiran a los bolsillos de Wal-Mart.
El
modelo de funcionamiento de la empresa está inteligentemente (yo diría que diabólicamente)
diseñado para lograr precisamente este resultado: extraer hasta el último céntimo
de beneficio en toda la cadena de suministro, cadena que incluye a los
proveedores de materias primas a un fabricante, a la empresa de fabricación, a
las empresas de envío y transporte, a las empresas de logística, a los
manipuladores de mercancías en el extranjero, al personal de los almacenes, y a
docenas de otras categorías invisibles. El resultado final no es sólo aspirar
todos los beneficios al banco de Wal-Mart, sino empobrecer a todos los
empleados de cualquier parte de esa cadena. Es un tributo al poder de las
grandes corporaciones en Estados Unidos, y a la influencia que tienen en el
gobierno, que a Wal-Mart se le haya permitido operar de esta manera durante
tanto tiempo.
Ya
hablé en otra ocasión de las tasas de estantería y de almacenamiento, que se
cobran una sola vez por la aceptación de un producto en las tiendas, además de
un elevado alquiler mensual por metro cuadrado de espacio asignado en las
estanterías. Wal-Mart ha hecho gala de un ingenio excepcional para aumentar
estas tarifas. Por un lado, la empresa ha empezado a cobrar a sus proveedores
por "almacenar sus mercancías" en los almacenes de Wal-Mart -después
de la compra- y a pagar "tasas" adicionales por los productos que
"pasan" por los almacenes de la empresa, todo ello además de verse
obligados a esperar períodos más largos para cobrar, aparentemente hasta 180 días
en algunos casos. Y al mismo tiempo, Wal-Mart exige a estos mismos proveedores
precios aún más bajos. La versión de Wal-Mart, según un artículo del WSJ, es
que "todos los cambios que pedimos a los proveedores son para ser fieles a
nuestro modelo de negocio y a los precios bajos de todos los días". El artículo
no se molestó en insistir en la naturaleza precisa de ese modelo de negocio al
que la empresa estaba siendo "fiel". El mismo artículo señalaba que Wal-Mart
también exigía a los proveedores que bajaran sus precios inmediatamente en los
productos fabricados en otros países si el tipo de cambio cambiaba; estos
ajustes de precios presumiblemente se producen en una sola dirección.
Sin
embargo, Wal-Mart sobrepasa tanto los límites de lo razonable que, al menos en
EE.UU., el Departamento de Justicia ha presentado con frecuencia cargos penales
por robo de salarios, y muchos grupos de empleados y otras personas han
iniciado demandas colectivas, todas las cuales han dado lugar a importantes
sanciones, aunque no lo suficientemente grandes como para cambiar las prácticas
de la empresa. En los últimos años, la empresa pagó casi 650 millones de dólares
para resolver 63 demandas en las que se acusaba a la empresa de negarse a pagar
las horas extraordinarias, de obligar al personal a trabajar durante los
descansos o a trabajar más allá de sus turnos habituales, así como de otros
tipos de robo salarial. Al mismo tiempo, Wal-Mart se enfrentó a otras 76
demandas colectivas similares en tribunales de todo el país. En otro caso, la
empresa pagó 40 millones de dólares por negarse a pagar las horas
extraordinarias, negar a los empleados los descansos y manipular las hojas de
asistencia. Un poco antes, Walmart pagó 40 millones de dólares en salarios
atrasados a 85.000 trabajadores, por negar a los trabajadores descansos y
comidas, negarse a pagar las horas extras y manipular las hojas de tiempo para
rebajar el sueldo de los empleados. muchos de ellos directivos a los que se les
negaron las horas extras. Luego, Wal-Mart pagó 11 millones de dólares por
contratar a cientos de inmigrantes ilegales para limpiar sus tiendas, alegando
la empresa que desconocía que los contratistas empleaban a inmigrantes
ilegales. Al mismo tiempo, Wal-Mart pagó 55 millones de dólares por reducir el
tiempo de descanso de los trabajadores y por hacer horas extras no registradas.
Un poco antes, Wal-Mart pagó unos 35 millones de dólares en salarios atrasados
a miles de empleados durante los cinco años anteriores. Más o menos al mismo
tiempo, los trabajadores ganaron una indemnización de 80 millones de dólares en
una demanda colectiva por trabajar fuera de horario, y luego ganaron otros 65
millones de dólares por daños y perjuicios.
Las
prácticas laborales y de fijación de precios de Wal-Mart se extienden a China,
tanto por su abastecimiento de productos como por su presencia minorista en el
país. La incesante demanda de precios más bajos de los proveedores en China
obliga inevitablemente a esas empresas a recortar los salarios, creando
"talleres de explotación de Wal-Mart" en todo el país. En repetidos
casos, los funcionarios han descubierto que estos proveedores pagan por debajo
del salario mínimo, retienen la paga al personal que no cumple los objetivos de
ventas, se niegan a pagar las horas extraordinarias y mucho más. En muchos
casos, se pide al personal que mienta a los auditores del gobierno. Por
supuesto, los ejecutivos de Wal-Mart son plenamente conscientes de las
condiciones que crean, pero llevan más de 50 años creándolas en Estados Unidos
y hasta ahora no han mostrado ninguna preocupación. Un consultor de la
industria minorista dijo sobre los ejecutivos de Wal-Mart "Cuando se les
pregunta por la legislación laboral, suelen decir que [siguen] las leyes de la
jurisdicción en la que operan, pero también está claro, cuando dicen eso, que
dan mucha importancia a dar forma a las leyes de las jurisdicciones en las que
operan". Esto último es un problema grave con todas las multinacionales
estadounidenses en China y en cualquier otra nación, ya que utilizarán todo el
poder del gobierno de EE.UU. para intentar forzar la transferencia de sus
depravadas "normas" a cualquier otra nación, mientras hacen todo lo
posible para obstruir que los gobiernos nacionales tomen medidas contra ellas,
ya sea por robo de salarios o por cualquier otra actividad delictiva.
Apple
A
pesar de su bonita cara y sus atractivos productos, Apple tiene algunas de las
prácticas laborales más deplorables de cualquier multinacional estadounidense.
Anteriormente escribí que la verdadera innovación de Steve Jobs fue encontrar
una empresa -Foxconn- que construyera un campo de concentración con un millón
de empleados donde pudiera fabricar y ensamblar iPhones mientras el millón de jóvenes
trabajadores vivía al borde de la inanición. También señalé que Apple estaba
sentada sobre una pila de efectivo de 150.000 millones de dólares (que luego
aumentó a 200.000 millones), pero toda esa pila de efectivo fue robada a los
trabajadores que fabricaban los productos de Apple. Si Steve Jobs hubiera
pagado a esos empleados algo parecido a un salario digno, la pila de efectivo
de Apple sería cero. Steve Jobs quería que Apple fuera rentable, con un margen
de alrededor del 40%, pero los beneficios de Apple no provenían del diseño y la
venta de productos geniales; provenían del robo de los salarios de los jóvenes
más vulnerables de la sociedad que necesitaban un trabajo y un comienzo en la
vida. Para tener éxito en su búsqueda, Jobs primero tenía que asegurarse de que
ellos fracasaran en la suya. Y lo hizo. Incluso en un informe interno de la
empresa, Apple admitió las condiciones de "explotación" dentro de las
fábricas que fabrican y ensamblan sus productos, admitiendo que al menos 55 de
sus 102 fábricas hacían trabajar al personal más de 60 horas a la semana, que sólo
el 65% pagaba los salarios mínimos legales o las prestaciones reglamentarias, y
que 24 fábricas no pagaban nada parecido al salario mínimo de China. La presión
ejercida sobre estos jóvenes para conseguir una mayor productividad era
realmente desmesurada, y decenas de jóvenes se suicidaron, hecho que no pasó desapercibido
ni para Steve Jobs ni para Tim Cook, pero que no dio lugar a ninguna acción.
Una organización de derechos humanos acusó a Foxconn de tener una dirección
"inhumana y agresiva", sin que los ejecutivos de Foxconn ni de Apple
estuvieran disponibles para hacer comentarios.
Nike
Poca
gente parece saber que Nike, junto con Nestlé, Coca-Cola y McDonald's, son las
cuatro empresas más boicoteadas del mundo, yo diría que por buenas razones. Una
de esas razones es el síndrome de los talleres de explotación por el que Apple
es tan famosa. Un sitio web llamado '123HelpMe.com' publicó un artículo el 8 de
septiembre de 2012, titulado "Conocer la fuerza de tu poder de
compra", en el que se hacían las siguientes observaciones:
"Nike lleva luchando contra un boicot a sus productos desde 1996, cuando una revista estadounidense mostró una fotografía de un joven paquistaní cosiendo un balón de fútbol Nike. Un año después, la imagen de la empresa sufrió un nuevo golpe cuando un informe reveló que los trabajadores de las fábricas contratadas en Vietnam estaban expuestos a humos tóxicos hasta 177 veces el límite legal del país. A finales de la década, cuando el movimiento antiglobalización empezaba a ser noticia por sus protestas en las reuniones de la OMC en todo el mundo, el boicot a las tiendas de Nike estaba causando graves daños. Fuentes informativas fiables expusieron públicamente las pésimas condiciones de trabajo de las personas empleadas por los contratistas que fabricaban los productos de Nike en Indonesia, Haití y Vietnam. La asociación de Nike con la explotación de los trabajadores del tercer mundo alimentó un boicot mundial a sus productos. Muchas publicaciones -el New York Times, el Washington Post, el Sydney Morning Herald, la revista Life- informaron sobre el trato injusto que reciben los trabajadores que fabrican los productos de Nike. Hay informes sobre niños que cosen balones de fútbol por 60 centavos al día, trabajadores que son golpeados, acosados sexualmente, que se desploman de agotamiento, que son despedidos por tomarse una licencia por enfermedad, que trabajan en condiciones peligrosas, que reciben un salario inferior al que se puede vivir, y la lista continúa".
Otro
sitio web llamado "viet.net", especializado en Nike en Vietnam,
escribió lo siguiente:
"Tienes que cumplir con la cuota antes de poder irte a casa. Ella se lo echó en cara a todos los 15 jefes de equipo por turnos, desde el primero hasta el decimoquinto... El dolor físico no duró mucho, pero el dolor que siento en mi corazón nunca desaparecerá". Las declaraciones anteriores fueron realizadas por Thuy y Lap, dos trabajadoras de una planta de Nike en Vietnam, según informó la CBS en octubre de 1996. Por muy perturbadores que fueran esos comentarios, resultaron ser sólo un rasguño en la superficie de una realidad mucho más horrenda, confirmada, cuantificada y plenamente documentada en un informe de marzo de 1997 realizado por Vietnam Labor Watch durante su visita a Vietnam. La valentía de Thuy y Lap al enfrentarse a los talleres de explotación de Nike contribuyó a desencadenar un movimiento mundial. En 1998, Phil Knight prometió cambiar las prácticas laborales de Nike en Asia. Observamos algunas mejoras, pero gran parte del plan de acción de Phil Knight no eran más que promesas vacías. Poco después, las dos mujeres fueron despedidas por hablar con un periodista. A pesar de su imagen progresista en Estados Unidos, Nike es una empresa muy diferente en Vietnam y en otras operaciones de manufacturización en Asia.
Los informes sobre abusos físicos, abusos sexuales, sueldos por debajo del salario mínimo y sistemas de cuotas agotadoras son confirmados por CBS News, el New York Times, USA Today, Wall Street Journal, AP, Reuters, así como por otras organizaciones no gubernamentales y sin ánimo de lucro. Nike sigue tratando su problema laboral como un asunto de relaciones públicas. A puerta cerrada, Nike continúa con su objetivo de sabotear cualquier organización laboral que se interponga en su camino. Para desbaratar la cooperación entre los grupos sindicales estadounidenses y las organizaciones sindicales de Vietnam, Nike envió una carta "privada" a un alto funcionario del gobierno de Vietnam en la que acusaba a los activistas sindicales estadounidenses de albergar una agenda secreta "para cambiar el gobierno de Vietnam". Un poco más tarde, Nike aceptó finalmente pagar más de un millón de dólares en concepto de horas extraordinarias a casi 5.000 trabajadores en Indonesia, lo que, según el sitio web vietnamita, reflejaba más de 500.000 horas extraordinarias no pagadas durante dos años.
Amazon
Al
igual que Wal-Mart, Amazon promete precios bajos a los consumidores, pero en
cambio se las arregla para extraer la mayor parte de sus beneficios de los
proveedores, eliminando finalmente la posibilidad de una competencia efectiva
entre la hambrienta manada, un resultado generado totalmente por una posición
de monopolio en el mercado. Wal-Mart cobra altas tarifas por la colocación en
los estantes y Amazon hace algo similar, con exigencias cada vez más
extraordinarias, utilizando su poder de marketing para engullir casi todos los
beneficios de la industria editorial. Mientras que Wal-Mart extorsiona a los
proveedores para realizar promociones, Amazon extorsiona a los editores para
que paguen a un fondo de desarrollo de marketing, absorbiendo otro 5% o 10% de
sus beneficios. Amazon se ha convertido en una empresa especialmente
desagradable, que ya no está interesada en ganar dinero simplemente prestando
un servicio, sino que se ha vuelto cada vez más depredadora. Hace unos años, la
empresa puso en marcha lo que denominó "Proyecto Gacela", que sus
abogados llamaron "Programa de Negociación para Pequeños Editores",
pero que aparentemente tomó su nombre de una gacela perseguida por un guepardo,
es decir, como presa. El poder de un comprador monopolista casi no tiene límites,
lo que le permite imponer cualquier condición o exigencia a sus proveedores.
Jeff Bezos y sus ejecutivos en Amazon están haciendo precisamente lo mismo que
Wal-Mart y todas las demás multinacionales estadounidenses, utilizando su poder
de mercado para empobrecer a toda la cadena de suministro y aspirar todo el
dinero a sus propios bolsillos. Y una vez que los beneficios de la cadena de
suministro desaparecen, los siguientes en desaparecer son los sueldos y los
salarios de toda esa cadena.
Franklin
Foer escribió un artículo en el New Republic, titulado "Hay que parar a
Amazon", en el que señalaba que muchos autores, y muchos en el negocio
editorial, han expresado su preocupación por que la aparentemente insaciable
codicia de Amazon, combinada con su aparentemente ilimitado desprecio por sus
proveedores, acabe destruyendo los anticipos que las editoriales pagan a sus
escritores, eliminando así a muchos autores del mercado. Escribió que "los
anticipos hacen económicamente viable que un escritor se comprometa a trabajar
durante años en un proyecto", y lo que es más importante, que "ese
dinero por adelantado es el pilar económico sobre el que descansan los libros
de calidad, el gran baluarte contra el amateurismo". Tiene mucha razón,
por supuesto. Foer también expuso el hecho de que Amazon, al igual que la mayoría
de las grandes empresas estadounidenses, es asombrosamente depredadora,
dispuesta a invertir enormes sumas para destruir a sus competidores
potenciales, escribiendo que Amazon "tiene un historial de destrucción de
empresas jóvenes, como Zappos y Diapers.com, justo cuando empiezan a plantear
un desafío competitivo. Utiliza sus riquezas para rebajar los precios de sus
oponentes -Amazon estaba dispuesto a perder 100 millones de dólares en tres
meses en su intento de perjudicar a Diapers.com- y luego, una vez que ha
agotado los recursos de sus enemigos, los compra y se marcha aún más
fuerte".
Starbucks
Starbucks
sigue gran parte de este patrón, aunque rara vez lo leemos en los medios de
comunicación. Se ha informado de que la empresa es odiada por su propio
personal en EE.UU. por muchas de sus prácticas comerciales, incluida la política
de cerrar una tienda muy tarde por la noche y volver a abrirla sólo unas horas
más tarde. Las prácticas de personal de Starbucks se han descrito como
particularmente severas, con horarios y condiciones de trabajo que fluctúan
salvajemente de una semana a otra o de un mes a otro, impidiendo de hecho una
vida normal. El personal de todo Estados Unidos se queja amargamente de que sólo
se les paga el salario mínimo y se les envía a casa si las ventas son bajas. Los
medios de comunicación informan de que la situación se ha deteriorado hasta el
punto de que la retención del personal se ha vuelto extraordinariamente difícil.
Ante la fuerte desaprobación de los padres estadounidenses por el empleo en
Starbucks, la empresa puso en marcha lo que se denominó un "foro
familiar", en el que invitaban a los padres de estos jóvenes a escuchar
"historias de éxito" de chicos que "ascendieron en su
carrera" y se convirtieron en directivos. No se informó de si los padres
estaban encantados con la perspectiva de que sus hijos pasaran diez años para
ascender por una escalera de dos peldaños. En el Reino Unido, los medios de
comunicación revelaron aún más rabia contenida dirigida a la empresa por su
propio personal, la más reciente relacionada con los cambios obligatorios en
sus contratos de trabajo que reducirían o eliminarían muchos de los beneficios
del personal, incluidos los descansos para comer, la eliminación de los días
por enfermedad del personal y las prestaciones por maternidad. Los empleados
afirman que se les presentó un nuevo contrato y se les ordenó que firmaran o
serían despedidos. Curiosamente, también se informó al personal de que se
despediría inmediatamente a cualquiera que hablara del escándalo actual sobre
la evasión fiscal de Starbucks en el Reino Unido. Los investigadores de la
Manchester Business School afirmaron en un informe de los medios de comunicación
que Starbucks estaba "sufriendo una implosión de su reputación", no sólo
de cara al público, sino también internamente con su propio personal, combinación
que inevitablemente sienta las bases para un grave declive empresarial.
La
Educación Americana
Las
universidades norteamericanas, que han sido financiadas casi por completo y
cuya dirección está formada en gran parte por financieros en lugar de académicos,
no han hecho más que copiar las teorías de maximización de beneficios que
aprendieron en la escuela de negocios: la forma más rápida de enriquecerse es
tener trabajadores sin oficio mientras se aumentan las tasas. Los sistemas de
enseñanza primaria y secundaria están empezando a seguir el mismo camino. Peor
aún, con el énfasis cada vez más extremo en las finanzas y los beneficios, la
mayoría de las principales universidades de EE.UU. están suprimiendo los profesores
titulares (y profesionales) a tiempo completo y recurriendo a profesores
contratados a tiempo parcial con una formación mínima, que cobran unos 2.000 dólares
por curso y ganan poco más de 20.000 dólares al año, poco más que un trabajo a
tiempo completo en McDonald's. Y los que están a tiempo completo están más
interesados en publicar artículos para mantener su empleo que en enseñar. La
rotación es alta, ya que estos puestos no son claramente una carrera
profesional. Una parte importante del modelo de negocio educativo de Estados
Unidos, lo que Raj Mehta denominó "modelo innovador de gobernanza para la
educación superior" de Harvard, implica lo que es esencialmente la
contratación de trabajadores temporales y a tiempo parcial, como los llamados
"asociados" de Wal-Mart. Estos "profesores" no son miembros
del personal académico a tiempo completo, sino trabajadores contratados con un
estatus de empleo inseguro y que no tienen derecho a ningún beneficio,
reduciendo así los costes de la nómina docente en un 75% y la calidad de la
educación en aproximadamente el mismo porcentaje. Todo esto va de maximización
de beneficios, también conocida como codicia ciega.
Los
estudiantes de hoy en día en las universidades estadounidenses están recibiendo
su "educación" de estudiantes de posgrado no cualificados, de 25 años,
que ganan menos de 20.000 dólares al año, pero están pagando tasas de matrícula
basadas en la instrucción por experimentados profesores de doctorado que ganan
150.000 dólares. Se ha informado de manera fiable que el 70% de los profesores
e instructores universitarios en los EE.UU. son estos profesores adjuntos
temporales, a tiempo parcial, con bajos niveles de educación, ninguna instrucción
en enseñanza, y poca o ninguna experiencia, a pesar de que las tasas de matrícula
están aumentando constantemente cada año. Dado que a estos supuestos profesores
se les da la mayoría de las clases de pregrado, esto significa que el 80% o más
de todos los estudiantes universitarios están en esta posición. En marzo de
2015, el Washington Post publicó un artículo de una joven que había sido una de
estas "profesoras adjuntas" en Washington DC, en el que afirmaba que
impartía hasta cinco clases cada semestre en cuatro universidades diferentes
durante jornadas que a menudo duraban 13 horas, en un trabajo que no ofrecía
"ninguna seguridad laboral ni acceso a beneficios, y salarios
significativamente más bajos que los del profesorado normal". Dijo que, al
cabo de dos años, ya no podía tolerar el estrés y el agotamiento, y dejó el ámbito
educativo para trabajar como editora.
Este
modelo ha sido adoptado de las multinacionales estadounidenses como forma de
reducir los costes laborales y aumentar el servilismo laboral y, como señaló Noam
Chomsky, forma parte del asalto general a la clase media. Este modelo centrado
en lo que podemos llamar "empleo inseguro" es un elemento básico en
la sociedad estadounidense. Escribió: "Cuando Alan Greenspan testificaba
ante el Congreso en 1997 sobre las maravillas de la economía... dijo directamente
que una de las bases de su éxito económico era imponer lo que él llamaba
"mayor inseguridad en los trabajadores". Si los trabajadores están más
inseguros, eso es muy "saludable" para la sociedad, porque... no
preguntarán por los salarios, no irán a la huelga, no pedirán beneficios;
servirán a los amos alegre y pasivamente. Y eso es óptimo para la salud económica
de las empresas". Y, por supuesto, la forma de trasladar esta inseguridad
a las universidades es no garantizando el empleo, recurriendo a estudiantes de
posgrado y a otras personas contratadas apenas cualificadas para llevar la
carga docente a una décima parte del coste de los profesores titulares. Este
enfoque, por supuesto, también proporciona a las universidades estadounidenses
"flexibilidad" laboral, lo que significa que no hay restricciones
para despedir al personal. De nuevo Chomsky: "(permite) la transferencia
de fondos a otros fines distintos de la educación. Los costes, por supuesto,
corren a cargo de los estudiantes. Pero es una característica habitual de una
sociedad dirigida por empresas transferir los costes al pueblo. Es perjudicial
para la educación, pero la educación no es su objetivo".
Este
proceso de destruir literalmente el sistema educativo ha ido cobrando fuerza en
los Estados Unidos durante décadas, y sólo ahora aparece plenamente cuando ya
se ha obtenido suficiente apoyo legislativo y judicial, y ahora está firmemente
establecido también en los sistemas de las escuelas públicas. Dado el enorme
impulso que se ha dado en Estados Unidos a la privatización de las escuelas
primarias y secundarias, estos mismos profesores "Wal-Mart" pronto
llenarán también todos los niveles educativos inferiores. En una sentencia histórica
dictada en California en junio de 2014, los tribunales anularon la titularidad
de los profesores y otras leyes que les proporcionaban seguridad laboral. Una
educadora llamada Michelle Rhee, que había sido rectora de escuelas públicas en
Washington DC durante algunos años, escribió que el fallo "representa una
clara victoria para todos los niños de las escuelas públicas de California ...
y para la profesión docente en su conjunto." Continuó afirmando que su
propósito al encabezar este fallo judicial era "elevar la profesión
docente" y que el fallo era "un homenaje a los profesores". No sé
cómo, pero no puedo imaginar mayores mentiras. En este caso, alguien tiene que
seguir el dinero, especialmente el dinero que hay detrás de la organización de
Rhee, llamada ridículamente "StudentsFirst" (Los Estudiantes
Primero). Esta traición educativa es especialmente desastrosa, porque en
Estados Unidos ya se producía una rotación del 100% de los profesores cada
cinco años, un ritmo que ahora se acelerará con toda seguridad.
Pero
no perdamos el punto principal, que es que las universidades, y ahora los
sistemas escolares, se dedican al robo de salarios a escala masiva. Se han
financiado hasta el punto de que su función principal es recaudar dinero e
invertir los fondos de dotación, centrándose en los beneficios financieros en
lugar de en la educación, y despojando los salarios en cada paso de la cadena
para canalizar todo el dinero hacia la parte superior. Y en este caso, sin propósito
aparente. Si una universidad no existe para educar, ¿para qué existe? Muchas
universidades norteamericanas, pero usando Harvard como ejemplo, tienen fondos
de dotación tan grandes que la totalidad de las matrículas de un año son
absolutamente triviales en comparación con el tamaño y los ingresos de sus
fondos de dotación. Todas podrían permitirse el lujo de ofrecer matrículas
gratuitas sin ni siquiera notar la leve caída de ingresos, pero persisten en
sangrar a los estudiantes con tasas más altas cada año mientras extraen las máximas
concesiones salariales de los profesores y del personal.
* (N.T.) TaskRabbit es un mercado
estadounidense en línea y móvil que combina la mano de obra independiente con
la demanda local, lo que permite a los consumidores encontrar ayuda inmediata
con las tareas cotidianas, incluidas la limpieza, la mudanza, la entrega y el
trabajo de mantenimiento. (Wikipedia)
*
Los escritos
del Sr. Romanoffse han traducido a 32 idiomas y sus artículos se han
publicado en más de 150 sitios web de noticias y política en más de 30 países,
así como en más de 100 plataformas en inglés. Larry Romanoff es consultor de
gestión y empresario jubilado. Ha ocupado cargos ejecutivos de alto nivel en
empresas de consultoría internacionales y ha sido propietario de un negocio de
importación y exportación internacional. Ha sido profesor visitante en la
Universidad Fudan de Shanghai, presentando estudios de casos en asuntos internacionales
a las clases superiores del EMBA. El Sr. Romanoff vive en Shanghai y
actualmente está escribiendo una serie de diez libros relacionados generalmente
con China y Occidente. Es uno de los autores que contribuyen a la nueva
antología de Cynthia McKinney “When China Sneezes (Cuando China Estornuda —
Cap. 2 — Tratar
con Demonios)”.
Su archivo completo puede verse en https://www.moonofshanghai.com/
y http://www.bluemoonofshanghai.com/.
Puede ser contactado en: 2186604556@qq.com
*
NOTES
Reference
links Part 3 How the US became rich
Sam
Mitriani – The True History of the Origins of Police
(1) https://www.alternet.org/2015/02/true-history-origins-police-protecting-and-serving-masters-society/
Walter
Reuther – assassination attempts
(2) https://en.wikipedia.org/wiki/Walter_Reuther
(3) https://fornology.blogspot.com/2015/10/walter-p-reuther-assassination-attempt.html
(4) https://www.freep.com/in-depth/money/cars/2020/05/08/uaw-walter-reuther-workers-rights/3084539001/
FBI
still refuses to release documents on Walter Reuther’s death.
(5) https://thirdworldtraveler.com/Parenti/Walter_Reuther_DT.html
Protecting
Capitalism
(6) https://tarbell.org/2017/11/no-uncle-sam-cant-negotiate-lower-drug-prices/
Railway
strike Chicago 1894
(7) https://libcom.org/history/articles/pullman-railway-strike-chicago-1894
(8) https://speakoutsocialists.org/the-significance-of-the-pullman-strike-of-1894/
(9) https://www.journals.uchicago.edu/doi/pdf/10.1086/250782
1914,
US troops opened fire on a group of striking mine workers in Colorado
labor
union in Pennsylvania coal mine shot and killed by the company management
(11) http://www.illinoislaborhistory.org/labor-history-articles/fannie-sellens
1919
police strike in Boston
(12) https://www.history.com/this-day-in-history/the-boston-police-department-goes-on-strike
(13) https://libcom.org/history/short-history-boston-police-strike-1919
1919
labor organiser in Washington was captured, tortured, castrated and then
lynched.
(14) https://popularresistance.org/class-war-violence-centralia-1919/
1932
50,000 WWI veterans marched to Washington to collect $625 government bonuses
(15) https://www.warhistoryonline.com/war-articles/bonus-army-veterans.html
(16) https://www.nps.gov/articles/bonus-expeditionary-forces-march-on-washington.htm
(17)
Ibid
miners’
strikeWest Virginia in 1921, shooting war with about 5,000 striking miners.
(18) http://libcom.org/history/west-virginias-mine-wars-1920-1921
Bombing
miners
(19) https://www.wvencyclopedia.org/articles/1825
(20) https://expatalachians.com/biplanes-over-blair-calling-in-the-air-force-for-the-mine-wars
1930,
farm workers beaten and arrested in California for attempting to form unions
(21) https://mtwsfh.blogspot.com/2008/09/1929-1930-crash-of-29-federal-reserve.html
(22) https://www.history.com/topics/mexico/cesar-chavez
1927,
striking miners Colorado massacred Rockefeller private army one of the worst,
but by no means the only example. In
at one of his mines in were by his private army using machine guns.
(23) https://libcom.org/history/1927-colorado-miners-strike-and-columbine-mine-massacre
(24) https://www.jstor.org/stable/4492179
(25) https://history.denverlibrary.org/news/remembering-colorados-coal-wars
1929
North Carolina, striking textile workers murdered
(26) https://www.workers.org/2019/03/41513/
500,000
mill workers strike in South Carolina, violently suppressed US military
(27) https://www.encyclopedia.com/history/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/millworkers-strike
(28) https://libcom.org/history/us-national-textile-workers-strike-1934-jeremy-brecher
(29) https://www.workers.org/2012/08/3450/
1935,
striking electrical workers Toledo, Ohio killed US troops
(30) https://parallelnarratives.com/toledo-electric-auto-lite-strike-1934/
(31) https://en.wikipedia.org/wiki/Auto-Lite_strike
1930
San Francisco dock workers strike killed many
(32) http://picturethis.museumca.org/timeline/depression-era-1930s/political-protest/info
Ludlow
massacre
(34) https://www.history.com/this-day-in-history/militia-slaughters-strikers-at-ludlow-colorado
(36) https://www.youtube.com/watch?v=26H9QPVITTw
(37) https://libcom.org/history/1914-the-ludlow-massacre
(38) https://coloradoencyclopedia.org/article/ludlow-massacre
(39) https://military.wikia.org/wiki/Ludlow_Massacre
(40) https://www.pbs.org/wgbh/americanexperience/features/rockefellers-ludlow/
Rockefeller
private army
(41) https://www.marxists.org/history/usa/parties/spusa/1914/0900-debs-gunmenminers.pdf
Cyrus
Eaton Republic Steel Company private army
(42) https://chicagology.com/notorious-chicago/1937steelriot/
(43) https://ohiohistorycentral.org/w/Republic_Steel_Company
Ford
auto company private military beat walter reuther
(46) https://popularresistance.org/how-the-ford-motor-company-won-a-battle-and-lost-ground/
Carnegie
private military
(47) https://timeline.com/dale-carnegie-militia-battle-striking-workers-c0fdc8a75527
(48) https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=1162526
Pinkerton
Detective Agency
(49) https://www.grunge.com/316708/the-untold-truth-of-the-pinkerton-national-detective-agency/
(50) https://www.infobloom.com/what-was-the-pinkerton-detective-agency.htm
(51) https://thrillingdetective.com/2018/09/10/allan-j-pinkerton-and-the-pinkerton-detective-agency/
“the
most concentrated period of labor-management strife in the country’s history”
(52) https://libcom.org/history/world-war-ii-post-war-strike-wave
(53) https://socialistworker.org/2014/06/03/ups-and-the-outlaw-strike
Truman
threatened to hang striking workers
(55) https://www.trumanlibrary.gov/education/presidential-inquiries/steel-strike-1952
(56) https://www.history.com/this-day-in-history/truman-orders-army-to-seize-control-of-railroads
(57) https://sciemce.com/25320732/president-threatened-striking-workers-prevent-crippling
Paul
Krugman, iNYT on March 2, 2015: “Then there’s history. ..the middle-class
society
(58) https://www.nytimes.com/2015/03/02/opinion/paul-krugman-walmarts-visible-hand.html
James
Petras The Great Transformation
Paul
Volcker savage recession
(60) https://theweek.com/articles/618964/forgotten-recession-that-irrevocably-damaged-american-economy
(61) https://www.wsws.org/en/articles/2019/12/11/pers-d11.html
(62) https://jacobinmag.com/2019/12/paul-adolph-volcker-obituary-federal-reserve-chair
(63) https://mattstoller.substack.com/p/corporate-power-protests-and-the
Keynes
“the object of credit restriction is to withdraw from employers the financial
means to employ labor
(64) https://monthlyreview.org/2012/04/01/sado-monetarism/
Volcker
– “The standard of living of the average American has to decline”
(66) https://prospect.org/economy/paul-volcker-without-tears/
Business
Week “Some people will have to do with less”.
(68) https://graypantherssf.igc.org/hartrudman.htm
Michael
Mussa, IMF “The Federal Reserve had to show that when faced with the painful
choice between maintaining a tight monetary policy to fight inflation
(69) https://monthlyreview.org/2012/04/01/sado-monetarism/
Michael
Jensen of Harvard’s Graduate School of Business showed that 95% of all CEO
contracts provided enormous severance packages
(70) https://www.newsweek.com/2017/04/14/harvard-business-school-financial-crisis-economics-578378.html
Merrill
Lynch Stanley O’Neal ‘terminated’ with more than $160 million
(71) https://www.thestreet.com/investing/stocks/oneal-skates-with-160-million-10387295
Warren
Buffett “Getting fired can produce a particularly bountiful payday for a CEO.
(72) https://www.mlrpc.com/articles/executive-compensation-much-much/
“If
Volcker’s and Carter’s attacks on unions were indirect, Reagan’s were
altogether frontal.
(73) https://www.usw.org/blog/2014/age-of-crushing-anxiety-how-the-bottom-fell-out-in-america
2013
Robert Kuttner article The Task Rabbit Economy
(74) https://prospect.org/power/task-rabbit-economy/
“Only
if the suppression of labor’s power is made part of the equation can the
overall decline in good jobs over the past 35 years be explained.
(75) https://prospect.org/article/40-year-slump-d2/
Alan
Greenspan the “traumatized worker”
(76) https://prospect.org/article/40-year-slump-d2/
Florida
agriculture ruthless exploitation of domestic and foreign workers.
Child
labor in America
(78) https://www.bls.gov/opub/mlr/2017/article/history-of-child-labor-in-the-united-states-part-1.htm
(79) https://rarehistoricalphotos.com/child-labor-america/
(81) https://www.history.com/topics/industrial-revolution/child-labor
(82) https://www.history.com/news/child-labor-lewis-hine-photos
(84) https://www.projectcensored.org/3-child-labor-in-the-us-is-worse-today-than-during-the-1930s/
2011
US Senator Jane Cunningham from Missouri proposed the total repeal of all
child-labor laws
(85) https://www.riverfronttimes.com/newsblog/2011/03/16/bill-to-repeal-missouris-child-labor-law-is-dead
NYT wage
theft
(87) https://www.nytimes.com/2020/09/03/business/economy/wage-theft-recession.html
(88) https://www.nytimes.com/2014/09/01/business/more-workers-are-claiming-wage-theft.html
(89) https://www.nytimes.com/2014/04/22/opinion/wage-theft-across-the-board.html
Apple’s
“warranty-avoidance” warranties charge Chinese customers 50% of the original
cost of a phone
(91) https://www.hardwarezone.com.sg/tech-news-apple-apologizes-chinese-consumers-over-warranty-policy
(92) https://bkreader.com/2019/06/28/apple-sales-in-china-projected-to-fall-50-this-year/
unpaid
internships
(93) https://www.allaboutcareers.com/internships/unpaid-internships/
(94) https://greenlining.org/blog-category/2020/unpaid-internships/
bottling
coke and spilling blood
(95) http://www.killercoke.org/downloads/spilling-blood-11_11_03.pdf
Mark
Thomas 2009, “Belching Out the Devil:
(96) https://www.amazon.ca/Belching-Out-Devil-Adventures-Coca-Cola/dp/B00NPMQPTK
New
York Daily News Coca-Cola a “cesspool of racial discrimination”.
President
of the American Chamber of Commerce: “Why should we worry about the death
squads?
(98) http://www.thirdworldtraveler.com/Haiti/Quotations_Uses_Haiti.html
Franklin
Foer New Republic ‘Amazon Must Be Stopped’
(99) https://newrepublic.com/article/119769/amazons-monopoly-must-be-broken-radical-plan-tech-giant
70%
of college professors and instructors in the US are these contract, part time,
temporary adjunct teachers
(100) https://www.aft.org/sites/default/files/adjuncts_qualityworklife2020.pdf
Copyright © Larry Romanoff, Moon of Shanghai, Blue Moon of Shanghai, 2021